Los “Nacional Populismos”, otro virus de nuestro tiempo

Ya antes de que comenzara la actual pandemia, por allá en diciembre de 2019, si lo vemos con ojos orientales; febrero del 2020, si en su lugar usamos ojos occidentales, el mundo comenzaba a estar enfermo.

Un extraño virus se expandía por diversas democracias, saltaba de una nación a otra sin que apareciese una cura. Nos referimos a los populismos nacionales, que con la arrogancia de articulista moderno me atreveré a bautizar, “Napos”.

Con base en la Covid-19, las teorías conspirativas se han multiplicado. Activistas de ultraderecha y extrema izquierda de todo el mundo, han encontrado una oportunidad de oro para lazar sus ideas contra los gobiernos y sistemas ya establecidos.

Así se formo la tormenta perfecta. Con la llegada del coronavirus los gobiernos de todo el mundo comenzaron una lucha entre mantener una cierta democracia o más autoritarismo. Un panorama perfecto para aquellos que venden respuestas rápidas y fáciles a problemas complejos, populistas.

La frustración, la rabia de quienes se han visto afectados por la pandemia, encuentra en estos falsos líderes el espejismo de una salida rápida. Hemos comprobado que no existe país inmune al coronavirus, igual que no existe una democracia inmune a los populismos. Nuestros países se encuentran en una encrucijada como nunca antes.

Si hacemos un repaso de los países afectados por “Napos” y su relación con el coronavirus, uno no sabe si esta ante una mala broma o una enfermedad, completamente, real.

Tan solo citaré pequeños actos que reflejan la posición de los líderes populistas ante la pandemia.

Donal Trump, presidente de los Estados Unidos, recomendó que la población se inyectará desinfectante para erradicar el virus, nada más que añadir señoría.

López Obrador, menospreció públicamente los efectos de la enfermedad, negando la amenaza y asegurando que los mexicanos, lo que realmente necesitaban era sentir un abrazo y contacto amigo.

Sin abandonar américa, encontramos el ejemplo de Jair Bolsonaro, presidente brasileño, quien insistió hasta la saciedad más mezquina, que este virus era una creación de la prensa.

Rodrigo Duterte, cabeza del gobierno filipino, llegó a justificar los disparos contra aquellos que no respetasen el confinamiento, impuesto en el archipiélago

En Europa, contamos con ejemplos como el del inglés, Boris Johnson, quien comenzó con un leve negacionismo de la situación, pasando por probar en sus propias carnes el coronavirus, y acabando por imponer medidas de confinamiento apoyadas en expertos.

La mayoría de países parecen estar desarrollando un tratamiento para la enfermedad del populismo basado en una tecnocracia. Un apoyo en las evidencias científicas y expertos que respaldan las decisiones que los diferentes gobiernos van adoptando. Veremos si este paliativo es suficiente, pues me temo que nunca encontraremos la vacuna que erradique el populismo.

Más allá de esta pandemia de populismos, cuando pasé el confinamiento y nos enfrentemos a la crisis económica. Los ciudadanos del mundo entero tendrán la oportunidad de juzgar a sus mandatarios, tendremos la posibilidad de reconocer las acciones correctas de los gobiernos y oposiciones.

Rodrigo Panero Consultor en Gala Political Center, Grupo Padula Partners.

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