Hay algo de esta crisis que nunca olvidaré, el tiempo que me ha dejado para descansar y
disfrutar más de mis pasiones y las largas noches viendo series en las diferentes
plataformas que nos regalan historias, a veces estrafalarias y otras veces maravillosas.
Sábado pasado incapaz de conciliar el sueño, rodeados de velas que cortaban la penumbra, dediqué mi noche de insomnio a UNORTHODOX y a Esty, su maravillosa
protagonista. Como he dicho muchas veces estos días, rechazo la idea de hablar de ‘nueva normalidad’ para definir el periodo que nos espera después de la crisis del coronavirus. Rechazo la idea, que ya baila en la cabeza de unos cuantos líderes melancólicos del totalitarismo, de privarnos de libertad, democracia y derechos fundamentales.
UNORTHODOX va de esto. NADIE puede obligarte a raparte la cabeza. Nadie puede
ocultar tus curvas detrás de infames camisas y trajes rígidos cómo la cabeza de los
intolerantes. NADIE puede obligarte a follar, a tener orgasmos, a quitarte el deseo, la música, el talento, la alegría de vivir y el AMOR. NADIE, ni Dios, puede culparte de ser mujer y quitarte la libertad de ser ti misma. NO hay culpas que hacerse perdonar por ser mujer y ninguna agua que puede purificarte y liberar suspuestas imperfecciones por ser MUJER, madre, hija, hermana, MUJER.
Pero los intolerantes, los ortodoxos, los histéricos idolatras de un Dios que existe en
sus mentes pertúrbatas, genera monstruos, genera odio, genera falsos mitos de paraísos
perdidos. Siempre he respetado TODAS las religiones, la fe de todos, pero nunca he
respetado a quién, amparado por sus Dios, quiere quitar libertades, eliminar democracias e incluso quitar la vida.
UNORTHODOX es una pequeña serie de cuatro capítulos que, a diferencia del CUENTO
DE LA CRIADA, que vaticina un mundo futuro terrible de carcel psicopática para las mujeres, cuenta una realidad muy dura y real. Una serie escrita por Anna Winger e Alexa Karolinski e inspirada a la autobiografía de Deborah
Fieldman. Cuenta la vida de una chica hebrea ortodoxa en un barrio de Nueva York,
Williamsburg. Esty decide un día cortar con su vida de renuncias e infames obligaciones,
decide que es el momento de vivir su vida, que merece la pena intentarlo dejando atrás el falso amor de una familia y de una comunidad que busca reafirmar su historia en la renuncia a la ‘normalidad’, una normalidad hecha de derechos y libertades.
Shira Haas, la actriz protagonista, Esty en la pantalla, es sencillamente MARAVILLOSA.
Con dos ojos más grandes que su cuerpo, mira la cámara como un imán, una esponja.
Su tristeza, sus lagrimas, siempre contenidas, son un puente con las emociones y el corazón de los espectadores. Una liana tendida a quién, como yo, en su historia ha revivido muchas anécdotas que yo mismo he vivido muchos años en mi pueblo. Su búsqueda de una vida ‘normal’ que merece la pena ser vivida, es la misma búsqueda que quise hacer cuando, homosexual en un pueblo campesino del sur de Italia, decidí huir de las intolerancias buscando reafirmar mi individualidad y mi derecho a amar a quién me daba la gana.
En Williamsburg reinan las leyes y los valores del TAlmud que se siguen a rajatabla y donde las mujeres se casan por compromiso y tienen un solo deber y derecho, ser madres. Es lo único que da sentido a sus vidas. Los hombres no son sus amigos, amantes, maridos, son sus dueños y deciden hacer con ellas lo que quieren.
Para Esty solo el baño en un maravilloso lago de Berlín vuelve a dar sentido a su vida. El
baño purificador antes de casarse robó su libertad, devastó su futuro, las aguas del lago
en Berlín recuperan su esencia de mujer, aúpan su talento a una nueva vida, celebran
su valentía y fuerza. La historia de Esty es la historia de una
‘normalidad’ que nunca y nadie debería haberle quitado y que nadie podrá quitarnos.
UNORTHOX es una historia dura y triste que, a pesar de todo, deja un maravilloso sabor de boca. Su canción final delante de un jurado que le abrirá las puertas de una nueva vida, es una canción que nos libera a todos de las
pequeñas autolimitaciones y de los prejuicios que a menudo frenan nuestra libertad de buscarnos a nosotros mismos y buscar nuestro futuro.
¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA ESTY! ¡VIVA LA
VIDA Y FUERA LOS INTOLERANTES!
Euprepio Padula
Experto en Liderazgo Político y Empresarial.