DE INVESTIDURAS NAVIDEÑAS Y OTRAS TORMENTAS POLÍTICAS
Me he tomado mi tiempo antes de comenzar esta pieza semanal para no
hacerlo de una forma en exceso tópica o previsible… pero créanme que no me
ha sido nada fácil. No me gustan los catastrofismos ni soy amigo de
quienes cada cinco minutos aseguran que nunca hemos estado peor, pero
tampoco les voy a engañar; tal y como están las cosas, lo cierto es que no
podemos afrontar de peor manera este ya inminente año político, 2020, que
se nos viene encima. Si hace apenas doce meses alguien nos hubiera
anticipado dónde íbamos a estar y qué era lo que nos esperaba, le
hubiéramos recomendado con urgencia que dejara lo que fuere que estuviera
tomando… pero aquí estamos; con una investidura incierta y sin fecha y
una tormenta perfecta en lo político en la que, una vez más, la realidad
parece superar a la ficción.
España entera parece una gran corrala pendiente de una cuerda de políticos
presos, comandados por Oriol Junqueras, de los que aún no conocemos su
suerte inmediata y de los que depende el éxito o el fracaso de la ansiada
investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.
Descartada la opción llamada ‘constitucionalista’, por la preferencia del
candidato socialista hacia el apoyo de Podemos y ERC frente a una posible
componenda que contemplara la abstención de Cuidadanos y algún tipo de
Pacto de Estado, aunque fuera de mínimos, con el PP de Pablo Casado, la
suerte del futuro Ejecutivo de España está en manos de un partido
independentista catalán que quiere separarse de ella, aunque presente
candidatos en las mismas Elecciones Generales en las que votan andaluces,
castellanos o aragoneses, por poner un ejemplo.
La Abogacía del Estado y el ‘encaje de bolillos’
Todos seguimos en vilo a la espera del escrito de la Abogacía del Estado,
que en el momento de escribir estas líneas y ofrecerles el presente vídeo
aún no conocemos y cuya difusión pública ya se anuncia para después del 5
de enero. Un dictamen que debe pronunciarse sobre la resolución del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea y del que depende que los de ERC
bajen o no el dedo a Pedro Sánchez. Es pertinente recordar, para quien se
haya perdido en este marasmo jurídico-político, que el último acto de este
drama tuvo lugar el pasado jueves, 19 de diciembre, cuando el Tribunal de
Justicia de la Unión Europea (TJUE) vino en declarar la ‘inmunidad’ de
Oriol Junqueras basándose en que una persona elegida como miembro del
Parlamento Europeo adquiere la condición de europarlamentario desde la
proclamación oficial de los resultados, gozando desde ese instante de las
inmunidades derivadas de tal condición. Un lío, vamos… pero que se resume
si apuntamos que es justamente lo contrario de lo que entendió la justicia
española, que impidió a Junqueras (ya estaba en prisión preventiva) salir
de la cárcel para recoger su acta. El asunto, con ser grave, lo era más
porque de esa decisión puede derivarse la nulidad de TODO el proceso
judicial posterior seguido en la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
Minutos después, ERC ‘congelaba’ las negociaciones con el PSOE. ‘Se había
armado el Belén’, en expresión muy castellana.
Los abogados de Junqueras acaban de exigir era de esperar- la inmediata
excarcelación de su defendido y la inhabilitación de todas las acciones
judiciales seguidas a partir del ya famoso 13 de junio, en la práctica,
vuelvo a repetirlo para que nadie se pierda, dejar sin efecto las acciones
judiciales seguidas contra los responsables del ‘próces’. Unos hechos que
tuvieron lugar en el parlament de Cataluña y que para muchos supusieron un
auténtico golpe contra la Constitución española y la soberanía nacional.
Los polvos de aquel maldito septiembre de 2017 que han traído todos estos
lodos.
En su escrito, dirigido al Tribunal Supremo, piden además que el juez
Marchena garantice el libre desplazamiento de Junqueras hacia el
Parlamento Europeo para que pueda realizar las gestiones pertinentes de
cara a tomar posesión de su acta de Eurodiputado.
¿Qué se espera ahora de la Abogacía del Estado? Pues lo normal sería que
se posicionara del lado de la Justicia Europea y en contra del criterio de
la fiscalía en España. Con matices, pero eso es lo que más convendría al
actual Ejecutivo en funciones. La oposición, como cabía esperar, brama
contra lo que califican ‘uso partidista’ por parte del Gobierno de esta
institución. A Edmundo Bal, hoy portavoz adjunto de Ciudadanos en el
Congreso, negarse a acatar las instrucciones gubernamentales y no firmar
el escrito de conclusiones durante el juicio del ‘procés’ le costó el
puesto. Todo apunta a que los abogados a quienes toque la difícil papeleta
de firmar el escrito tendrán que hacer malabarismos… ‘encaje de bolillos’
para no violentar la jurisprudencia española y no desairar demasiado el
criterio de la Fiscalía, pero darle a la vez una salida viable a este
embrollo.
Por si acaso, para echar más leña al fuego o tal vez para realizar una
compleja labor de ‘encaje’, el líder del PSC, Miquel Iceta, se ha
posicionado del lado del TJUE y ha anunciado una posible visita a
Junqueras a la prisión de Lledoners. Sí ha ido en la mañana del martes 24
el president Quim Torra, a quien la Junta Electoral de Barcelona acaba de
dar un balón de oxígeno al declarar que hasta que no se resuelva su
recurso no puede ser formalmente inhabilitado como cargo público. Todo muy
edificante, como ven.
El Rey, ante un nuevo momento crucial
En este endiablado contexto todas las miradas se dirigen ahora al, más
esperado que nunca, discurso del Rey Felipe VI… ¡vaya papelón para el
jefe del Estado! Se espera un discurso muy medido, con referencias claras
a la Carta Magna, pero sin entrar en terreno pantanoso. Es lógico; no
corresponde a su papel institucional y sería extremadamente delicado.
Hay que recordar que no es la primera vez que el monarca se dirige a la
ciudadanía con un gobierno en funciones; ya lo hizo hace cuatro años. Pero
es llamativo que este año, la grabación del discurso se haya producido
apenas 24 horas antes de su emisión a diferencia de otros en los que el
mensaje era grabado con más días de antelación.
En las próximas horas iremos despejando algunas dudas, tal vez incluso la
de cuál será la fecha en la que la presidenta del Congreso, Meritxell
Batet, convoque la sesión de Investidura de Pedro Sánchez. No se descartan
las fechas del 27, 28 y 30 de diciembre, aunque parecen más verosímiles
las del 2, 3 y 5 de enero. Todo depende de la voluntad de ERC… y de la de
un preso ‘de excepción’: Oriol Junqueras, en cuyos anchos hombros, para
muchos tristemente, parece haberse depositado de golpe el futuro inmediato
de España.
A pesar de todo, les deseo una ¡muy Feliz Navidad!
DE INVESTIDURAS NAVIDEÑAS Y OTRAS TORMENTAS POLÍTICAS
Me he tomado mi tiempo antes de comenzar esta pieza semanal para no
hacerlo de una forma en exceso tópica o previsible… pero créanme que no me
ha sido nada fácil. No me gustan los catastrofismos ni soy amigo de
quienes cada cinco minutos aseguran que nunca hemos estado peor, pero
tampoco les voy a engañar; tal y como están las cosas, lo cierto es que no
podemos afrontar de peor manera este ya inminente año político, 2020, que
se nos viene encima. Si hace apenas doce meses alguien nos hubiera
anticipado dónde íbamos a estar y qué era lo que nos esperaba, le
hubiéramos recomendado con urgencia que dejara lo que fuere que estuviera
tomando… pero aquí estamos; con una investidura incierta y sin fecha y
una tormenta perfecta en lo político en la que, una vez más, la realidad
parece superar a la ficción.
España entera parece una gran corrala pendiente de una cuerda de políticos
presos, comandados por Oriol Junqueras, de los que aún no conocemos su
suerte inmediata y de los que depende el éxito o el fracaso de la ansiada
investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.
Descartada la opción llamada ‘constitucionalista’, por la preferencia del
candidato socialista hacia el apoyo de Podemos y ERC frente a una posible
componenda que contemplara la abstención de Cuidadanos y algún tipo de
Pacto de Estado, aunque fuera de mínimos, con el PP de Pablo Casado, la
suerte del futuro Ejecutivo de España está en manos de un partido
independentista catalán que quiere separarse de ella, aunque presente
candidatos en las mismas Elecciones Generales en las que votan andaluces,
castellanos o aragoneses, por poner un ejemplo.
La Abogacía del Estado y el ‘encaje de bolillos’
Todos seguimos en vilo a la espera del escrito de la Abogacía del Estado,
que en el momento de escribir estas líneas y ofrecerles el presente vídeo
aún no conocemos y cuya difusión pública ya se anuncia para después del 5
de enero. Un dictamen que debe pronunciarse sobre la resolución del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea y del que depende que los de ERC
bajen o no el dedo a Pedro Sánchez. Es pertinente recordar, para quien se
haya perdido en este marasmo jurídico-político, que el último acto de este
drama tuvo lugar el pasado jueves, 19 de diciembre, cuando el Tribunal de
Justicia de la Unión Europea (TJUE) vino en declarar la ‘inmunidad’ de
Oriol Junqueras basándose en que una persona elegida como miembro del
Parlamento Europeo adquiere la condición de europarlamentario desde la
proclamación oficial de los resultados, gozando desde ese instante de las
inmunidades derivadas de tal condición. Un lío, vamos… pero que se resume
si apuntamos que es justamente lo contrario de lo que entendió la justicia
española, que impidió a Junqueras (ya estaba en prisión preventiva) salir
de la cárcel para recoger su acta. El asunto, con ser grave, lo era más
porque de esa decisión puede derivarse la nulidad de TODO el proceso
judicial posterior seguido en la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
Minutos después, ERC ‘congelaba’ las negociaciones con el PSOE. ‘Se había
armado el Belén’, en expresión muy castellana.
Los abogados de Junqueras acaban de exigir era de esperar- la inmediata
excarcelación de su defendido y la inhabilitación de todas las acciones
judiciales seguidas a partir del ya famoso 13 de junio, en la práctica,
vuelvo a repetirlo para que nadie se pierda, dejar sin efecto las acciones
judiciales seguidas contra los responsables del ‘próces’. Unos hechos que
tuvieron lugar en el parlament de Cataluña y que para muchos supusieron un
auténtico golpe contra la Constitución española y la soberanía nacional.
Los polvos de aquel maldito septiembre de 2017 que han traído todos estos
lodos.
En su escrito, dirigido al Tribunal Supremo, piden además que el juez
Marchena garantice el libre desplazamiento de Junqueras hacia el
Parlamento Europeo para que pueda realizar las gestiones pertinentes de
cara a tomar posesión de su acta de Eurodiputado.
¿Qué se espera ahora de la Abogacía del Estado? Pues lo normal sería que
se posicionara del lado de la Justicia Europea y en contra del criterio de
la fiscalía en España. Con matices, pero eso es lo que más convendría al
actual Ejecutivo en funciones. La oposición, como cabía esperar, brama
contra lo que califican ‘uso partidista’ por parte del Gobierno de esta
institución. A Edmundo Bal, hoy portavoz adjunto de Ciudadanos en el
Congreso, negarse a acatar las instrucciones gubernamentales y no firmar
el escrito de conclusiones durante el juicio del ‘procés’ le costó el
puesto. Todo apunta a que los abogados a quienes toque la difícil papeleta
de firmar el escrito tendrán que hacer malabarismos… ‘encaje de bolillos’
para no violentar la jurisprudencia española y no desairar demasiado el
criterio de la Fiscalía, pero darle a la vez una salida viable a este
embrollo.
Por si acaso, para echar más leña al fuego o tal vez para realizar una
compleja labor de ‘encaje’, el líder del PSC, Miquel Iceta, se ha
posicionado del lado del TJUE y ha anunciado una posible visita a
Junqueras a la prisión de Lledoners. Sí ha ido en la mañana del martes 24
el president Quim Torra, a quien la Junta Electoral de Barcelona acaba de
dar un balón de oxígeno al declarar que hasta que no se resuelva su
recurso no puede ser formalmente inhabilitado como cargo público. Todo muy
edificante, como ven.
El Rey, ante un nuevo momento crucial
En este endiablado contexto todas las miradas se dirigen ahora al, más
esperado que nunca, discurso del Rey Felipe VI… ¡vaya papelón para el
jefe del Estado! Se espera un discurso muy medido, con referencias claras
a la Carta Magna, pero sin entrar en terreno pantanoso. Es lógico; no
corresponde a su papel institucional y sería extremadamente delicado.
Hay que recordar que no es la primera vez que el monarca se dirige a la
ciudadanía con un gobierno en funciones; ya lo hizo hace cuatro años. Pero
es llamativo que este año, la grabación del discurso se haya producido
apenas 24 horas antes de su emisión a diferencia de otros en los que el
mensaje era grabado con más días de antelación.
En las próximas horas iremos despejando algunas dudas, tal vez incluso la
de cuál será la fecha en la que la presidenta del Congreso, Meritxell
Batet, convoque la sesión de Investidura de Pedro Sánchez. No se descartan
las fechas del 27, 28 y 30 de diciembre, aunque parecen más verosímiles
las del 2, 3 y 5 de enero. Todo depende de la voluntad de ERC… y de la de
un preso ‘de excepción’: Oriol Junqueras, en cuyos anchos hombros, para
muchos tristemente, parece haberse depositado de golpe el futuro inmediato
de España.
A pesar de todo, les deseo una ¡muy Felices Fiestas!