CAMPAÑAS ELECTORALES… ALEJÁDAS DE LOS INTERESES DE LA GENTE

No descubrimos nada si esbozamos, ya de entrada, que las modernas campañas electorales y su diseño ideológico y programático transitan por senderos cada vez más alejados de los intereses reales de la ciudadanía. Los partidos, sus líderes y su legión de asesores (no todos, pero sí muchos de ellos) no escarmientan y siguen empeñados en trazar hojas de ruta propositivas -o directamente propagandísticas- que responden -eso creen ellos- a sus intereses electorales cortoplacistas pero que importan más bien poco a una gran masa de votantes cada vez más decepcionada con su clase política.

 

Es este un aspecto al que suele prestarse poca atención por parte de los analistas cuando ponen el foco en el descrédito de la clase política y se centran solo en asuntos como la corrupción, por no ir más lejos. Pero en mi opinión es capital. Existe una larga tradición, tanto teórica como práctica acerca de la construcción de la agenda argumental de los partidos; de sus promesas, por hablar en plata. Decía Enrique Tierno Galván, uno de los políticos más carismáticos de la Transición española, que ‘las promesas electorales están para no cumplirlas’. Sería en aquellos convulsos años entre finales de los 70 y principios de los ochenta. Hoy en día, los cuarteles generales de los partidos ni siquiera se esfuerzan en ofrecer propuestas inspiracionales al ciudadano; ‘van a lo fácil’. Y a veces no se dan cuenta de que el votante no es tonto.

Franco, Cataluña… ¡pero hay mucho más!

En la situación actual, a pocos días del arranque de la ‘mini-campaña’ de cara a los comicios del 10-N, las grandes formaciones parecen haber centrado sus esfuerzos únicamente en dos grandes asuntos: Cataluña y la exhumación de los restos del dictador Franco. No seré yo quien diga que no hay que hablar de ello, claro está… pero en esta España que está a punto de concluir la segunda década del siglo XXI existen una miríada de problemas de índole social y económico que angustian a enormes bolsas de electores y sobre los que los líderes y candidatos parecen esforzarse en pasar de puntillas.

¡La economía estúpidos!… ¡la pequeña economía familiar!

Empleo, paro, pobreza, viabilidad del sistema de pensiones, igualdad y diversidad, cambio climático… puedo seguir, pero creo que la simple enumeración de estos grandes asuntos, que son de capital importancia para millones de votantes, debería servir para hacer reflexionar a quienes aspiran a ser sus representantes acerca de la conveniencia de convertirlos en ejes de su campaña y de proponer las soluciones adecuadas que convenzan al ciudadano. Los expertos sabemos bien que las campañas, duran lo que duran, pero después, cuando los fuegos artificiales del marketing electoral se apagan, el elector de a pie lo que quiere es cruzarse por la calle a su candidato, ya convertido en concejal, diputado o ministro y preguntarle:  ‘¿Qué hay de lo mío?’

Sin ánimo de ser prolijo, daré algunos datos concretos; España tiene un grave problema de incertidumbre desde hace muchos años acerca de la viabilidad de su modelo de pensiones. Todo el mundo lo sabe. La pensión media en nuestro país se sitúa en 1104 euros mensuales… pero ya se sabe lo engañosa que es la estadística. El grave interrogante que planea de fondo es si quienes ahora estamos en activo percibiremos algún tipo de prestación, o nuestros hijos y nietos. Los recientes fracasos del Pacto de Toledo u otras iniciativas políticas diseñadas para embridar este espinoso reto hacen ser muy poco optimistas de cara al futuro inmediato.

¿Qué decir de la polémica reforma del mercado de trabajo? El PSOE -me fijo en esta formación porque es quien ostenta el gobierno en funciones- ha ido prometiendo, ora derogarla, ora reformarla, para desesperación de muchos de sus votantes que llevan ya algunos años sin saber a qué carta quedarse.

Lo mismo digo de los sucesivos anuncios de modificar la presión fiscal; como si fuera una ducha escocesa, los ciudadanos tan pronto escuchan que es necesario incrementarla como que hay que bajar los tipos de algunos impuestos o, directamente, suprimir otros. Es un asunto en el que los estrategas saben que hay poco voto que rascar y tal vez mucho que perder. Por eso, llegando estas vísperas de urnas, tienden a indicar a sus líderes que lo eviten.

Igualdad, paridad, derechos del colectivo LGTBi… la amenaza populista

Existen otros debates, como el de la igualdad, en el que parece haber una cierta voluntad de consenso pero que luego se estrella con la crudeza de los datos: se calcula que en España tardaremos unos 200 años en lograr la paridad real entre hombres y mujeres. Esto es, sencillamente, inadmisible. ¿Quién le pondrá el cascabel a este gato? De igual forma declaro y exijo una mayor atención a los derechos del colectivo LGTBI. Es mucho lo conseguido, pero queda mucho camino por recorrer, sobre todo con la amenaza de la eclosión de nuevas fuerzas populistas de una neo-extrema derecha muy peligrosa.

No quiero convertir este artículo, que pretende ser un aldabonazo en la conciencia de quienes aspiran a recibir nuestra confianza el próximo día 10 de noviembre, en un rosario de aburridos datos. Sí diré antes de rematarlo que estos son los temas que echo de menos en campaña… ¡y en los debates! El próximo jueves me cabe el honor de ejercer como moderador de uno de ellos en Telemadrid, la televisión pública de todos los madrileños.

En campaña y en los debates

He tenido la osadía de llamarlo ‘El Debate de la Gente’ y en él reúno a representantes de las seis grandes formaciones en liza. A todos ellos les pediré mucha concreción y un gran esfuerzo por ‘pegarse a la calle’… por ‘bajar al asfalto’ e interiorizar que esperan sus potenciales votantes. Lo haré de forma además no encorsetada ni rígida, el gran problema históricamente de los debates en España, sino de una forma muy flexible donde la conversación, el debate y las propuestas confrontadas vayan fluyendo de forma natural y sobre todo útil para el ciudadano. Será el jueves 31, desde las nueve de la mañana, en Telemadrid.

¡Ojalá sirva este ejercicio para que nuestros políticos se conciencien de en qué tienen que centrar su atención!… claro está, si no quieren que los ciudadanos acaben hastiados del todo o dejándoles en ‘paro forzoso’ ante la ausencia de propuestas, y sobre todo, de sensibilidad hacia sus problemas.

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