De ‘Buscadores de huesos’ y otros falsos debates
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Desde la inesperada y mediática llegada al poder de Trump, día sí y día también, nos levantamos con incontables medios de comunicación desde todas las partes del mundo que, con el inevitable acompañamiento de las redes sociales, vomitan sin cesar ‘Fake News’… ¡las mentiras de toda la vida, vamos!
La gravedad de esta invasión de tonterías, disfrazadas de noticias, es que se tomaron demasiado a la ligera durante la campaña electoral americana, cuando Donald Trump y su Maquiavelo -o Belcebú- Steve Bannon empezaron a tomar posiciones, porque nadie daba un duro entonces por la victoria del sátrapa populista del pelo amarillo.
Sin embargo, desde su victoria y posterior ocupación del ‘Despacho Oval’, el mundo es consciente de la repercusión tan brutal que estas ‘Fake News’ están teniendo en el día a día de muchos ciudadanos y en sus decisiones cotidianas. Un impacto que se ha venido traduciendo en la variación del sesgo de algunos resultados electorales e incluso en el comportamiento de piezas muy sensibles del sistema económico y financiero mundial.
Curiosamente, aunque no por casualidad, este avance de todo tipo de informaciones falsas ha sido el carril necesario por el que ha discurrido el avance de todos los populismos, especialmente de los de extrema derecha, en todo el mundo que calificamos como ‘desarrollado’.
España NO es una excepción… ¡¡cuidado!!
En España, hasta no hace ni un año, casi todos sin excepción se llenaban la boca con frases seguras y asertivas sobre la diferencia entre nuestro país y ese ‘resto del mundo’: ‘España está vacunada’, se decía, por haber sufrido una dictadura totalitaria hasta hace solo cuarenta y cuatro años. ‘Jamás volveremos a aceptar a una extrema derecha en el poder’, repetían ufanos millones de ciudadanos demócratas y ‘bienpensantes’… ¡¡TOMA YA!!
Tan vacunados no debíamos estar cuando, de repente, no se habla de otra cosa que de esta nueva-vieja extrema derecha, y de un partido político que por sorpresa ha adquirido una relevante presencia institucional en el parlamento andaluz y que amenaza con tenerla, y de forma también notable, en el Congreso y el Senado.
De vacunados NADA. Nadie lo está nunca. La democracia, lo digo en cada una de mis intervenciones públicas y también constantemente en mi entorno privado, no es algo que nos haya regalado nadie, y hay que defenderla cada día, así como también todos los derechos que hemos ido adquiriendo paulatinamente con el esfuerzo, las lágrimas, y la lucha de todos. Unos derechos que NO PUEDEN TENER NI TENDRÁN VUELTA ATRÁS.
Sentado todo esto, si hay algo que lamento del avance de los populismos es que, especialmente en España, la extrema derecha ha ido un paso más allá si cabe, y nos ha empujado a hablar no solo de ‘Fake News’ sino de debates rotundamente falsos y completamente olvidados o superados por la sociedad española. La estrategia de comunicación de Bannon y Trump era la de insultar, acusar y de nuevo insultar; acusar todos los días a sus enemigos y desmentir permanentemente y sin pruebas que pudieran avalarles todas cuantas acusaciones se les hacían.
Los nuevos ‘ultras’ españoles y su rancia propaganda
A la extrema derecha española le pasa lo mismo: vomitan acusaciones y no paran de arrojar titulares a los medios que nos devuelven a debates periclitados ya en la sociedad española de este 2019. El último, el de hablar de ‘buscadores de huesos’, para así difamar la Ley de Memoria Históricas. Otro pseudoargumento con el que han machacado en los últimos días ha sido el de un cabeza de lista en Albacete que después de haber negado el holocausto ha soltado otra tontería lamentable hablando de la posibilidad de ‘llevar los homosexuales a terapia’, lo cual me reafirma en mi discurso de que los que sin duda necesitan terapia son algunos de estos paladines postfranquistas ya que tengo la certeza de que hay algo en su sistema neuronal ligado a sensibilidad, inteligencia emocional y tolerancia que no funciona a la perfección, por ser suave.
Estos nuevos-viejos ‘ultras’, han vuelto a poner de moda el término ‘feminazi’, con el que pretenden insultar a las feministas… en fin, un largo etcétera de debates rancios, viejos, que huelen a odio y a naftalina y que ya están más que superados, salvo en algunas cabezas no muy cuerdas.
Por supuesto que los medios no podemos dejar de hacernos eco e informar de todas las barbaridades que hemos oído en las últimas semanas, pero necesitamos mirar todo esto sabiendo que ES SOLO PROPAGANDA, NADA MÁS… UNA ESTRATEGIA MUY, MUY CLARA DE COMUNICACIÓN POLÍTICA, Y MUY, MUY BARATA.
Todos los ciudadanos tenemos que tener claro esto.
Que no engañen a nadie con sus sonrisas cínicas y sus rostros hipócritas de no haber roto un plato en su vida. Han roto muchos, y de tontos no tienen ni un pelo.
Si no fuera por el asco que dan algunas de estas declaraciones, hasta deberíamos reírnos a carcajadas. Pero no seré yo quien lo haga, por dos razones: la primera porque no tienen ninguna gracia. La segunda porque son muy peligrosas. Recomiendo releer a Bertol Brecht, aunque algunos en los últimos años atribuyen el poema a un pastor protestante, Martin Niemöller. No me parece relevante tanto el autor como el contenido:
Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.