Pilar Baeza: candidata… ‘pero poquito’
O nos creemos el Estado de Derecho o no nos lo creemos. Les parecerá una obviedad, pero es así, y así lo creo. Y no es ninguna simpleza. Observo con perplejidad el escándalo desatado en las redes sociales y en distintos medios, respecto a la elección de Unidos Podemos de Pilar Baeza como candidata a la alcaldía de Ávila. Les pongo en antecedentes, por si aún alguien no conoce todavía los pormenores de este espinoso asunto -no todos tienen, afortunadamente, que compartir nuestra ‘obsesión’ por los asuntos públicos- que nos devuelve a la cruda realidad de la política y sus protagonistas, que no son más que una proyección a escala de la realidad -y de las grandezas y las miserias- de los ciudadanos… sufridos votantes.
Un caso… ¡de hace 34 años! ¡Juzgado y cerrado!
Baeza fue condenada a 30 años de prisión, de los cuales cumplió siete, por asesinato. Suena duro, ¿no es cierto? Cuando tenía solo 23 años, en septiembre de 1985, Pilar ayudó, según acreditó el fallo judicial, a acabar con la vida de un joven en Leganés que presuntamente la había violado. Lo hizo junto a su novio y un amigo y para ello, siempre según la sentencia, prestó un arma propiedad de sus padres. No me recrearé en detalles escabrosos. Mis seguidores saben que no es mi estilo. Solo añadiré que el cadáver de la víctima, que recibió cuatro disparos, fue encontrado en un pozo tres meses después.
En 2018, Baeza, que había sido portavoz de la Plataforma de Afectados por las Preferentes y contaba con una estimable experiencia política, fue elegida en las primarias de Podemos para encabezar el cartel electoral a las municipales de la formación morada en Ávila.
‘Limpia’ y elegible.
Pilar Baeza cumplió su deuda con la sociedad. No me meto en si la pena impuesta y los años de cumplimiento efectivo fueron muchos, pocos, o suficientes. Para eso están los jueces. Mi función es la de la observación política y su análisis… y creo, con total sinceridad y honradez pero también con rotundidad, que rasgarse las vestiduras por su designación es una prueba nefanda de fariseísmo político. Por execrable que pueda parecer, y sin duda fuera, su delito. Así de simple y así de contundente. Pilar Baeza estaba habilitada para ser elegida para cualquier cargo público y ha ejercido sus derechos. Como cualquier ciudadana.
Peor opinión me merece, y esa sí es mi función y mi ‘expertise’ profesional, la gestión que de esta crisis ha hecho la formación que lidera Pablo Iglesias, y más concretamente, su dirección en Castilla y León. Si Pilar Baeza es elegible, está habilitada, ha pagado sus cuentas con la justicia, está reinsertada en la sociedad, es absurdo esconderla, como se hizo, en el acto oficial de presentación de candidaturas de este fin de semana en Valladolid. Todos los candidatos hablaron… menos ella. Todos estaban sentados en lugar destacado… menos ella. ¿Por qué?
Los complejos de los ‘regeneradores’.
Amigo Echenique -y me dirijo a usted porque como secretario de organización es el responsable directo de estas cuestiones orgánicas- hay un dicho en latín que reza: ‘Excusatio non petita, accusatio manifesta’. Viene a querer decir que todo aquel que se ‘disculpa’ de una falta sin que nadie se lo haya exigido de forma explícita, se está señalando. Un viejo refrán castellano, de igual significado, calificaría esta conducta como ‘ponerse una venda antes de sufrir la herida’.
Si ustedes, señores de Podemos, apuestan por Pilar Baeza, apóyenla sin ambages. Si no, apártenla. Pero presentarla para después ‘esconderla’, y aún peor, salir a dar unas confusas explicaciones, como ha hecho el señor Pablo Echenique, solo contribuye a generar confusión, a desorientar a sus potenciales votantes, y a aumentar el descrédito y el hastío de buena parte de la ciudadanía en sus políticos y candidatos. Y ese, créame señor Echenique, es un mal negocio; para la política… y para la democracia.