MAHMOOD, EL GANADOR DE SANREMO QUE NO HA GUSTADO A SALVINI

MAHMOOD EL GANADOR QUE NO HA GUSTADO A SALVINI.

Hace muchos años que el Festival de Sanremo, el certamen por excelencia de la canción italiana, dejó de ser noticia en España. Sin embargo, en mi opinión, este año si que merece la pena echarle un vistazo atento, sobre todo a la luz de lo ocurrido en su final. Han sido cinco días de música y de canciones y cinco días de unas audiencias que parecían casi inalcanzables en ningún evento y que se han colocado por encima del cuarenta por ciento de media, con puntas del sesenta. Cinco días, en fin, que han acabado por conducir a la victoria a Mahmood con la canción ‘Soldi’, que en español se traduce como ‘dinero’.

Un canto en contra de la xenofobia… un canto por la libertad

Tengo que reconocer antes de proseguir que mi favorita era Loredana Bertè, y que su cuarto puesto me ha decepcionado muchísimo. Pero también que he sentido una enorme alegría por el significado que, sin duda, ha tenido la victoria de este chico italo-egipcio. Al vicepresidente de mi país, Matteo Salvini, su triunfo le ha gustado muy poco por no decir que nada en absoluto. En cambio, a todos los italianos que están, que estamos, en contra del racismo, de la xenofobia, de la homofobia y de la feroz batalla que contra la inmigración libra el actual ejecutivo italiano, esta victoria nos sabe a miel y a reivindicación de lo que, en realidad, es hoy Italia. 

Mahmood se ha erigido con el triunfo en este Festival de Sanremo 2019 interpretando una canción de protesta, en la que clama contra los problemas que sufre la juventud y que tienen especial virulencia en las periferias. 

Este excelente intérprete canta -y recita- con sentimiento y corazón, la cruda realidad de una generación perdida que busca nuevas oportunidades. 

Mahmood se ha revelado como un cantautor que pone el dedo y la voz en la llaga de esta problemática en cada una de sus canciones y que, en cada palabra, en cada acorde, busca a esos jóvenes cuya vida se marchita y languidece en las aceras y en los bares de los barrios y los suburbios dominados por la droga y por la depresión social. 

Lo curioso es que, según él mismo declara, no se siente muy involucrado en las discusiones ligadas a la inmigración: ‘Soy un chico italiano, nacido y crecido en Milán, y no me siento muy involucrado en las polémicas sobre la inmigración’. LO ha remarcado este triunfador en la rueda de prensa posterior a la clausura del festival: ‘He nacido de madre italiana y de padre egipcio y siempre me he sentido italiano al cien por cien’. Ahí queda eso. Por si acaso, ha añadido algo más: ‘Soy fan de la música moderna, del rap y de los cantautores. No sé si pertenezco a esta línea musical. Tengo muchas influencias y de niño escuchaba mucha música árabe’. Es imposible un mayor crisol, un mayor mosaico de riqueza en sus palabras, en su pensamiento y en su trabajo musical.

Lo que sí ha quedado meridianamente claro es que, su victoria, ha sido el resultado de una puesta en escena completamente original, y fruto de haber elegido una letra repleta de mensajes de protesta y rica en matices. Los arreglos y la música son muy poco festivaleros, aunque muy pegadizos. 

Mahmood es desde este momento, el representante oficial de Italia en el próximo Festival de Eurovisión, a celebrar en Israel. Estoy seguro de que además jugará un papel de máximo protagonismo. Mientras tanto hoy, en Italia, es una jornada de fiesta para todos los que están en contra del actual Gobierno populista que se ha manchado, en diferentes ocasiones, de delitos xenófobos y nos ha avergonzado desde su advenimiento al poder por sus posiciones radicales y cavernarias. 

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