LOS LABORISTAS DESBLOQUEAN SU INDEFINICIÓN; EL REINO UNIDO MÁS CERCA DE UN SEGUNDO REFERÉNDUM.
Hace ya mucho tiempo, en realidad desde el día después, de aquel infame y burdo referéndum al que Cameron obligó a someterse a los británicos, que vengo advirtiendo de la imposibilidad de ponerlo en práctica y ejecutarlo.
Hasta la fecha, el egoísmo de la ‘premier’ Theresa May -junto al ‘pegamento’ que ata a esta extraña líder a su sillón- y el difícil equilibrio que debe mantener para no encrespar a sus filas el euroescéptico Jeremy Corbyn, había hecho imposible, frente a las dificultades de poner en marcha con total seriedad la salida del Reino Unido de la Unión Europea, un debate serio sobre la necesidad de convocar un segundo referéndum. Sin embargo, parece que los lobbies de poder creados al calor de esta opción, que considero la única viable en este momento, y un cierto pragmatismo, están modificando el tablero de juego.
Corbyn, mueve ficha.
En la noche del pasado lunes 21, por vez primera y por escrito, Jeremy Corbyn se decidía a dar un paso al frente, por fin, y apoyar firmemente la petición de un segundo referéndum. El líder de los laboristas ha presentado una propuesta de enmienda a la totalidad junto a todos los dirigentes de su partido. Un movimiento sorprendente e inesperado de Corbyn que ha acabado por ceder ante el ala más europeista de su partido. Hasta la fecha, el líder laborista, había insistido en que la prioridad era volver a conquistar Downing Street… recuperar el poder. Pero quienes por el momento lo ostentan, los ‘tories’, viendo peligrar su cetro de mando, se han dado cuenta -May lo ha hecho- de que esta puede ser una alternativa no despreciable para ella, para su partido, y sobre todo para una sociedad británica completamente partida en dos… y para un país que arrostra un daño económico cada vez más insostenible.
Es más que evidente que hay que coger ‘con pinzas’ este último movimiento de Corbyn, envuelto en forma de propuesta que muchos ya, como he dicho hasta la saciedad, venían pidiendo a gritos. Y ello porque ya hemos visto en otras ocasiones cómo el líder laborista cambiaba de palo y de bandera según viniera el viento. Lo cual no quiere decir que debamos desdeñar el paso. Sin duda, es un cambio de tendencia… y eso es lo substancial.
Ahora quedan numerosas dificultades por delante y que habrá que superar antes de que ese segundo referéndum sea una realidad. El ‘Brexit’ fue votado y refrendado por el parlamento; incluso si los Comunes dieran su visto bueno a esta moción por una nueva consulta, en la que ya la decisión no sería un ‘sí’ o un ‘no’, habría que debatir en sede parlamentaria cada una de las consecuencias del mismo, para que los ciudadanos tuvieran una idea completa y detallada y no hubiera que lamentar las consecuencias que estamos lamentando ahora por las torpezas del primer referéndum. Y no solo esto; como ya conocemos bien a los políticos, una vez que todo esto se llevara a cabo, los laboristas tampoco estarían obligados a aceptar de forma automática. Más bien lo harían, con toda seguridad, en función de la coyuntura y del momento político. Es decir, en función de su conveniencia, no de la del pueblo británico.
Sean como sean finalmente las cosas, y aunque muy lentamente, las fichas de esta endiablada partida en la que nos metió a todos el torpísimo David Cameron se van moviendo en la dirección que ansiamos todos los que queremos que el Reino Unido permanezca en Europa.
La ‘City’, acompaña esta jugada.
De forma paralela a estos equilibrismos egoístas de los políticos, la sociedad civil, y por supuesto también, los intereses económicos-financieros, se han ido desplazando cada vez más más decididamente en favor de la permanencia, lo que hace que cada vez estamos más cerca de una segunda consulta.
Al final, el dinero es lo que mueve el mundo. Pero en este caso, si consigue que el Reino Unido se quede en la Unión Europea, será para bien, visto que el citado y ya casi ‘innombrable’ Cameron, engañó ladinamente a sus ciudadanos para mantener ‘su culo pegado al sillón’… y así le fue, a él y a los británicos.
–