¿SE BUSCAN ‘PABLISTAS’?… AL FONDO A LA DERECHA, POR FAVOR.
Al final, el último secreto mejor guardado de Pablo Casado acabó por desvelarse en la tarde del pasado viernes 11 de enero. No creo descubrir la pólvora si afirmo que el nuevo líder del PP se diferencia de su antecesor en muchas cosas, siendo una de las más llamativas su manejo de los ‘tempos’. Si Rajoy era tendente a la procrastinación, un vicio muy español, Casado es mucho más ejecutivo. Y en cuanto lo ha visto claro, ha despejado la incógnita del ‘ticket’ electoral madrileño para las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo.
Lo ha hecho, seguramente, espoleado por los resultados de las andaluzas que, si por un lado han colocado al PP por primera vez en su historia al frente del gobierno de aquella comunidad, por otro les han dejado como regalo de Reyes un -objetivamente- mal resultado electoral y un futuro enemigo -¿o aliado de conveniencia?- con el que no contaban: un Vox que ‘se ha hecho mayor’ y que ha pasado de ser una formación residual y marginal, con apenas cuarenta mil votos en toda España, a ser un serio competidor con unas previsiones demoscópicas que oscilan -en cuanto a la composición numérica del próximo Congreso de los Diputados- entre los quince y los treinta y tantos escaños. Un buen zarpazo que saldría, en buena parte, de la ‘bolsa electoral’ de los populares… ¡aunque, como ya he comentado en otros momentos, los votos recogidos por Vox en Andalucía le han llegado NO solo de esa ‘bolsa’ del PP, y sería muy simplista y equivocado pensar que el partido de Abascal pesca, y seguirá pescando, solo en ‘aguas populares’. Los partidos extremistas y populistas son más trasversales de lo qué, por intereses partidistas, se suele subrayar.
Pablo busca ‘pablistas’… ¡lógico!
Por ello, el joven y brioso palentino, ha cogido el toro por los cuernos y ha colocado en la ‘pole position’ a dos jóvenes políticos de su más absoluta confianza, José Luís Martínez Almeida e Isabel Díaz Ayuso; el primero como candidato a la alcaldía de Madrid y la segunda como cabeza de cartel para la Comunidad. Ambos reúnen dos condiciones sobresalientes a los ojos del líder: son ‘pablistas’ hasta la médula -aunque no sea para nada desdeñable el perfil ‘aguirrista’ de Almeida- y sostienen un discurso de ‘derecha pura’, sin complejos, para enfrentarse a Vox en una inminente campaña que se prevé ‘a cara de perro’.
Isabel Díaz Ayuso: un liderazgo en femenino contra un adversario muy ‘testosteronico’ y que usa los argumentos más típicos del poder de extrema derecha
El argumentario electoral se situará en este terreno y ambos políticos se mueven en él con soltura. Sobre todo, la mediática Díaz Ayuso, actual portavoz de la formación y una de las personas que mejor comunica en ese partido en la actualidad. Influye muy positivamente, a mi modo de ver, su condición de periodista de formación y su posterior especialización en liderazgo, protocolo y comunicación política. La flamante candidata, de carrera meteórica, acumula cierta experiencia de gestión como viceconsejera, aunque con anterioridad desempeñó otras responsabilidades con los anteriores equipos directivos del PP madrileño que lideraron Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre. Con todos y todas trabajó y con todos y todas demostró las dos cualidades que, según quienes la conocen bien, le distinguen por encima del resto: es leal y es tremendamente eficaz y ejecutiva. ¡Ah! … ¡y es mujer!
Díaz Ayuso ha confesado en alguna ocasión sin ningún reparo: ‘No tengo por qué ser feminista para ser mejor mujer’. En mi opinión ahí radica su principal handicap; su radical desapego, por no decir beligerancia, hacía las políticas de género. No coincido con ella en absoluto en este terreno, pero es su línea y no puedo por menos que respetarla. Pero pienso que podría intentar aplicar las claves del liderazgo femenino sin necesidad de asumir lo peor del liderazgo masculino.
En relación con todo lo relacionado con las políticas de género, la irrupción de Vox ha llevado a un buen número de dirigentes del PP a escorarse más a la derecha de donde hasta ahora se habían situado, y esto tendrán que aclararlo cuanto antes. Una vez firmado el pacto en Andalucía que les permitirá gobernar conjuntamente con Ciudadanos y el apoyo parlamentario de Vox, es hora de dejar atrás las ambigüedades, sobre todo en los asuntos que tienen que ver con materias clave en lo social.
De entre las cualidades de Isabel Díaz Ayuso, yo destacaría que es una líder contundente, directa, trabajadora, con las ideas claras y muy ambiciosa. Suele ser también simpática, pero en las últimas semanas ha pasado a resultar excesivamente dura, fría… tendrá que vigilar este aspecto si no quiere perder su empatía y capacidad de dialogo.
José Luís Martínez-Almeida: un político serio y trabajador, pero ‘discreto’
De José Luís Martínez Almeida, ¡qué decir!… tuve oportunidad de entrevistarle hace un año y me impresionó, además de por su cabeza bien amueblada -se nota que es Abogado del Estado- su ‘normalidad’, su naturalidad y su cercanía. Algo que, en política, en los tiempos que corren, es muy de agradecer. Le tocó asumir la dificilísima papeleta de sustituir como portavoz del grupo municipal a Esperanza Aguirre, tras la accidentada retirada de esta última, y ha culminado su labor con sobresaliente. Sus enemigos, o mejor dicho detractores, han intentado minimizarle por una presunta falta de carisma y el escaso conocimiento que la ciudadanía madrileña tiene de él. Me parece un comentario muy habitual, pero algo frívolo porque pasa por alto lo fundamental de este político: su capacidad de trabajo y su buena capacidad de gestión. Es verdad que, en el mundo en el que vivimos, esa limitada proyección mediática y esa prudencia, que a veces parece un gran freno para que Martínez Almeida rompa con esa ‘gama de los grises’ y pase a brillar con color propio, puede ser un obstáculo importante de cara a sus posibilidades electorales en la batalla final. Tiene, eso sí, unas cuantas semanas por delante para trabajar a fondo su capacidad de comunicación, su carisma y proyectar éxito. Más ambición y valentía en sus intervenciones son también aconsejables para él. La batalla en el Ayuntamiento de Madrid será durísima y si quiere tener posibilidades reales de ganar, tendrá que trabajar a tope sus áreas de mejora.
Un PP, sin complejos por la derecha… ¿seguro que eso les conviene?
Ambos tienen en común carecer de ‘pelos en la lengua’, y ninguno de los dos se andará ‘con paños calientes’ a la hora de criticar la gestión de la izquierda y de Manuela Carmena al frente del Consistorio madrileño. Ninguno va a tener, insisto, complejo alguno. Esto es lo que busca Pablo Casado que, antes de llegar a esta decisión, ha ido descartando en las últimas semanas a figuras de relumbrón, como Adolfo Suárez Illana, Daniel Lacalle, Isabel García-Tejerina o su propio número tres, Javier Maroto. Todos estos nombres habían sonado insistentemente, en algún momento, como potenciales candidatos. En el caso de Javier Maroto, se da la circunstancia de haber mantenido en los últimos días varios ‘rifirrafes’ con Vox, a cuenta de su defensa -la de Maroto, obviamente- de los derechos irrenunciables del colectivo LGTBI.
No es la primera vez que lo expreso: con Vox no se compite entablando una frenética carrera o una cruenta batalla por ver quién se posiciona antes y mejor en el espacio de la extrema derecha. Si finalmente Pablo Casado se empeña en ello, la ciudadanía más proclive a esa zona del espectro ideológico acabará votando al original y no a la copia. Para el PP, para este nuevo PP de Pablo Casado, el centro sigue siendo la clave. Ni Isabel Díaz Ayuso ni nadie podrá nunca vencer por la derecha a Vox y a sus ‘iconos’, como Rocío Monasterio, por buscar un símil femenino en esa formación.
Históricamente, siempre que el Partido Popular ha triunfado en una contienda electoral, lo ha hecho porque ha conseguido aunar a la mayor cantidad de votantes: a todos los de la derecha y a una gran parte del centro. Pensar que escorarse más a la derecha constituye una carta segura para ganar la partida podría ser una equivocación y alimentar aún más, como ha ocurrido hasta ahora, a los de Abascal. Vox ha hecho un gran trabajo en las últimas semanas, especialmente en las redes sociales donde su éxito es indudable, gracias a la labor de un fichaje muy joven, aunque extraordinariamente talentoso… pero el resto del trabajo se lo están haciendo sus principales oponentes: el propio Partido Popular y Ciudadanos.