ITALIA, NOCHE BUENA 2018: ¡FELIZ NAVIDAD Y ALERTA ANTIFASCISTA!

ITALIA, NOCHE BUENA 2018: ¡FELIZ NAVIDAD Y ALERTA ANTIFASCISTA!

Como cada año por Navidad vuelvo a mi casa, a mi amada Italia, a mi pueblo que huele a leña, a autenticidad, a tradición y a comida… de la de toda la vida. 

Sin embargo, hace ya algunos meses que, pisar mi tierra y compartir tertulias y charlas con políticos, intelectuales y especialmente con la gente de mi pueblo, tiene para mí el sabor amargo de vivir y de entender la gravedad de lo que está ocurriendo en un país y en un Estado que, cada día un poco más, va cayendo en la telaraña de políticas -yo prefiero llamarlas ‘antipolíticas’- de extrema derecha que parecían olvidadas para siempre. 

Salvini: un ‘independentista’ venido a más…

El vicepresidente italiano y ministro del Interior, Matteo Salvini, líder a la sazón de la ultraderechista ‘Lega’, acaba de afirmar en la mañana del lunes de esta Nochebuena de un 2018 a punto de morir, que está orgulloso de sus medidas de freno a la inmigración. 

El chulesco Salvini, con gesto a medio camino entre el matón de taberna que sabe que despierta el pánico entre sus vecinos y el testosteronico ‘capo’ que lleva dentro, añadía que ‘las políticas egoístas, racistas y fascistas salvan vidas’. 

Decía esto, remarco, con el rostro henchido de satisfacción y una sonrisa cínica de quien sabe que está ganando, cada día, más adeptos en favor de sus políticas excluyentes y fascistas. 

‘Estoy orgulloso de haber reducido las salidas, los desembarcos y el número de muertos. Mi objetivo es que esos niños, hombres y mujeres no tengan que huir por el desierto o por el mar, y tengan un futuro en sus países de origen’, continuaba Salvini, en una suerte de arenga en directo desde las redes sociales, que le sonríen y que son ya desde hace mucho tiempo su altavoz preferido… el amplificador perfecto para unas políticas extremas que, desgraciadamente, han concitado el consenso de millones de italianos desesperados que no han encontrado respuestas en esa vieja y tradicional política de ‘izquierdas’ y ‘derechas’, periclitadas en el fango del olvido y rechazo ciudadano.

‘Estoy contento porque las políticas egoístas, racistas y fascistas salvan vidas’… me lo repito una y otra vez, y el eco de estas atrocidades no cesa en mi cabeza, como un mantra bárbaro y primitivo.

Son palabras que han surtido en mí un impacto semejante al que hubiera producido una patada en la boca del estómago. Me consta que la sensación es la misma en el corazón de todos aquellos italianos que, día tras día, luchamos contra esta deriva nacionalista, que nos avergüenza pero que parece imparable.

Una lucha larga y penosa

Imparable, sí… aunque suene atroz. Como inmensamente desalentadora es la debilidad de todos aquellos que piensan que ya no hay remedio alguno, y que todo este avance de la extrema derecha es ineludible. ¡Que tontería más grande! 

Tengo muy claro que, frente a este avance de la extrema derecha en Italia, en Francia y en todos los países de la Unión Europea, incluida España, la lucha acaba de empezar y será larga y dura, si es que aspiramos a la victoria.

Necesitamos unas enormes dosis de valentía y un amor más grande que nunca por la libertad y por la democracia. Es más necesario que nunca no desfallecer en la lucha porque, tanto a través de mi amada Italia como de todo el viejo continente europeo, se extiende como una mancha de tinta imparable un clima de represión acompañado de palabras y lemas que creíamos superados para siempre sepultados en la sima de la historia.  

Los nuevos fascismos acechan y se camuflan a la sombra del llamado ‘soberanismo’ -como el del xenófobo Torra- del nacionalismo, del odio al otro, al diferente, al que llega de lejos sin compartir la misma religión, el mismo idioma, las mismas costumbres, la misma historia… 

Primero Trump, después el resto.

Primero fue Trump con su ‘American first’… luego lo gritó Le Pen en Francia y ahora escucho con pavor ‘prima gli italiani’, el lema de Salvini. Es, sin duda, la ‘frase fetiche’ del xenófobo vicepresidente, y que ha conseguido consolidarle en el norte del país, conduciéndole después, como un imparable ‘tsunami’, a ganar aún más votos incluso entre la miseria del ‘mezzogiorno d’Italia’, ese sur pobre y atormentado por paro y pobreza. Su sonrisa arrogante y vacía de sensibilidad es una perfecta incubadora de enormes cantidades de racismo, xenofobia, homofobia, sectarismo, discriminación y nostalgia del pasado. 

Italia… ¡ay, mi querida Italia! La historia se repite…

En Italia, llevamos años de vuelta de grupos neofascistas y de propaganda que recuerda la llegada de Mussolini y del fascismo. Y estamos más que curados de espanto de violencia verbal y de olas de miedo que, poco a poco, han hecho mella en los estratos más débiles de la sociedad. 

En mi país, todos pensábamos que estábamos vacunados contra el fascismo, la extrema derecha y el odio racial. Desgraciadamente, necesitamos volver a trabajar para que los anticuerpos contra los extremismos vuelvan a hacerse fuertes en el organismo de nuestras democracias. Solo con estos anticuerpos podremos frenar el avance de estas políticas ‘testosterónicas’ y testiculares, que parecen no encontrar freno por el momento. 

España: cuarenta años de dictadura, cuarenta de democracia… ¡y ahora Vox!

El ejemplo italiano debería ser un serio toque de atención también para los españoles. Llevo años avisando del peligro de la extrema derecha en todo el mundo y en la Unión Europea de forma especial. En España siempre se me ha dicho que estábamos vacunados y que los cuarenta años de dictadura serían suficiente muro de contención contra el avance de VOX… pues ya ven que no. ¡Ahí tenemos ya el peligro!

Umberto Eco decía que el fascismo es un peligro siempre vivo y que puede renacer en cualquier momento. 

También dice que ‘es nuestro deber desenmascararlo y apuntar con el dedo sobre cada una de sus formas, cada día, en todo el mundo’. Espero que nunca lo olvidemos.

Buon Natale!…..a pesar de xenófobos y fascistas.

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