MAY APLAZA LA VOTACIÓN EN LOS COMUNES… PARA EVITAR UNA HUMILLANTE DERROTA.
Con los ecos, aún frescos en mi cabeza y en mis oídos, de la tumultuosa sesión vivida en la tarde del lunes 10 de diciembre en el Parlamento británico, cada vez tengo más claro que la teoría por la que aposté desde el principio de todo este malhadado proceso del ‘Bréxit’ es la correcta: no habrá ‘Bréxit’. Así de simple.
He visto a una Theresa May muy tensa, nerviosa, casi frenética, diría yo. Una premier que lleva consumiendo los últimos días en la ímproba tarea de conseguir los apoyos necesarios en la Cámara para refrendar su acuerdo de Bruselas, pero a la que no le salen las cuentas. Ni le apoyan, faltaría más, los laboristas, ni le respaldan sus socios del Ulster, los 10 parlamentarios que soportan su frágil mayoría. Ni siquiera cuenta con el respaldo de buena parte de los representantes ‘tories’. May, ha conseguido de momento postergar la votación que tendría que haber tenido lugar, para evitar el deshonor, el ridículo y la derrota. Ha ganado tiempo; ‘le ha dado patadas a la lata’ con una fecha tope, eso sí: el próximo 21 de enero. Pero es lo único que ha obtenido. Nada más.
La pregunta clave es ¿y ahora qué?
Recuérdese que hay dos negociaciones en torno al ‘Bréxit’, por simplificar: la primera de ellas, la más inmediata. La que debe decidir, por ejemplo, en qué forma se abandona la Unión. Los pasos, el calendario… y algo no menos importante: el control de fronteras.
La segunda, más a largo plazo, es la que debe redefinir el futuro de las relaciones políticas entre el Reino Unido y La UE.
Como puede suponerse, el ‘follón’ está ahora focalizado en ese corto plazo, en el que la premier y líder conservadora, que podría dejar de serlo en fecha no lejana, lo tiene cada vez más complicado. Ya se ha dicho que May está muy lejos de tener garantizada una mayoría cómoda, ni siquiera ajustada. Y esta coyuntura no tiene pinta de revertirse. Así las cosas, la que un día soñó con ser una suerte de ‘Dama de Hierro’ rediviva, tiene ya solo tres opciones: una, retrasar la votación, que es por la que ha optado. Otra, la segunda, regresar a Bruselas e intentar seguir negociando hasta la extenuación un nuevo acuerdo, visto que el conseguido no satisface a casi nadie. En los próximos días hay Consejo Europeo y es de suponer que la política conservadora echará el resto. Veremos con qué resultado… porque la Comisión ha dicho ya, por activa y por pasiva, que el texto rubricado NO es negociable. En cualquier caso, en función de lo que consiga May en Bruselas, la votación que ha quedado pendiente, puede ser convocada en una fecha o en otra.
Hay una tercera opción, claro está, que me temo que no contempla: dimitir.
Los mercados, muy nerviosos
De momento, las bolsas están acusando – ¡y de qué manera! – el impacto de este terremoto: la libra ha caído hasta niveles de mínimos históricos en los últimos 18 meses. Plazas como Madrid se han dejado, el IBEX 35, más de un punto y medio. El selectivo español está ya apenas por encima de los 8.600 puntos.
Este lunes 10, se producía además un hecho de primera magnitud que tendrá su importancia final en la resolución de este embrollo político, económico y diplomático: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha anunciado que el Reino Unido puede llegar a revocar este ‘Bréxit’ de forma unilateral.
En ‘román paladino’, esto quiere decir que, aunque el acuerdo no sea aprobado, no tendría por qué forzarse la salida de la Unión. Es decir, el Reino Unido quedaría en el club europeo disfrutando de las mismas condiciones que ahora tiene.
Los partidarios del ‘Bréxit’, desprecian esa decisión del Tribunal de Luxemburgo porque dicen que no cambia nada. En cambio, quienes quieren permanecer en Europa, alaban la decisión porque ven en ella un asidero más.
Lo cierto es que NO es descabellado. Lo dije desde el primer día, cuando muy pocos daban un euro por esa opción, y lo repito ahora, que muchos se apuntan a este carro:
¡NO habrá ‘Bréxit’!