ESPAÑA HUELE A DOBLE VUELTA EN ANDALUCÍA Y ELECCIONES GENERALES, EL 24 DE FEBRERO
Tras el segundo debate -‘decisivo’ en opinión de algunos- pero que en la mía no decidirá absolutamente nada, todas las incógnitas siguen abiertas respecto al desenlace de la cita electoral del próximo 2 de diciembre.
Tan solo algunas cosas están meridianamente claras, principalmente la certeza de que ninguna formación obtendrá, como ya sucedió en 2015, la mayoría absoluta. Susana Díaz será la vencedora minoritaria de estos comicios. Y poco más… a partir de aquí, todo son dudas. Desconocemos cuál será la segunda fuerza política de la Cámara andaluza, y aunque conociéramos el dato, tampoco podríamos garantizar con certeza si la presidenta en funciones, que aspira como es natural a revalidar mandato, contará con el soporte para ello.
Y es que, independientemente de que sea el PP la formación que repita como segunda fuerza – que es lo más probable – o es finalmente en los hombres y mujeres de Ciudadanos en quienes recae ese ‘premio de consolación’, cabe plantearnos dos incógnitas básicas: la primera, la de si los socialistas podrán contar con el apoyo de Juan Marín o con el de Teresa Rodríguez para gobernar. La segunda sería, rizando algo más el rizo, que la suma de dos fuerzas políticas sea suficiente para alcanzar los 55 escaños que conforman la mayoría absoluta de la Cámara. No es ninguna ‘boutade’: si Díaz no sobrepasa los 35 escaños que Sigma Dos le pronosticaba hace algunos días y ni Ciudadanos ni Adelante Andalucía rebasan los 20, las cosas estarían más que justas. Unos pocos miles de votos en alguna circunscripción que ‘bailen’… y todo se iría al traste para el hegemónico, hasta ahora, socialismo andaluz.
Calculadora en mano y escenarios posibles… e imposibles
No conviene tampoco perder de vista el factor ‘disruptor’ que supondría la teórica entrada de ‘Vox’ en el parlamento regional. Un elemento aún imposible de valorar pero que generaría una distorsión que, afectando en principio al PP, podría alterar las posibles combinaciones finales.
Vista la estimación del diario ‘El País’ del martes 27, basada en un promedio de doce encuestas ya realizadas y que otorga a Díaz 40 posibles escaños, a Adelante Andalucía 22 y a Ciudadanos 20, podría decirse que la ‘lideresa’ se podrá permitir el lujo de elegir socio.
Tanto con Marín como con Rodríguez, las cuentas saldrían, y el PP -con 25 virtuales diputados- quedaría relegado una vez más al liderazgo de la oposición. ¿Posible? Sí, claro. ¿Probable? Veremos porque hay quien apunta que 40 escaños, con el desgaste sufrido, son muchos escaños para un castigadísimo socialismo andaluz.
A Díaz, ya no la quieren.
Si atendemos a los mensajes vertidos en campaña, la candidata de Podemos no parece muy dispuesta a darle luz verde a la líder del PSOE andaluz para otros cuatro años más. Es cierto que Rodríguez ha dejado un cierto margen a la ambigüedad al asegurar que tampoco dejará vía libre, si puede impedirlo, a la derecha. Pero los caminos intermedios son variados y pasan porque la, hasta ahora presidenta, cediera el paso a otro líder.
Algo a lo que la ‘lideresa’, sin duda, no está dispuesta… a menos que le fuercen a ello desde Moncloa o Ferraz. Está por ver. Por su lado, Juan Marín, candidato de Ciudadanos, ha ido demasiado lejos en sus ataques hacia el gobierno saliente en las semanas precedentes como para ser capaz de explicar con solvencia su electorado la reedición de un pacto de legislatura como el que ha mantenido a Díaz en el poder en los últimos tres años. Por ese lado, las vías de salida parecen también cegadas, a pesar de que Albert Rivera no haya negado nunca de forma explícita el pan y la sal, del todo, a una reedición del apoyo parlamentario a quienes, según Marín, ‘han robado millones a los andaluces’. No resulta probable a mi modo de ver un entendimiento de nuevo entre ‘naranjas’ y socialistas.
Escenarios endiablados… ¡a votar de nuevo! 24 de febrero, posibles nuevas andaluzas… ¡y generales!
Ninguna de estas salidas, dicho todo lo anterior, le sirven en principio a Juanma Moreno, que solo podría aspirar a la presidencia de la Junta si pacta a dos bandas con Ciudadanos y con ‘Vox’, en el caso de que los populistas de extrema derecha consigan algún escaño, o varios. No creo que al líder del PP andaluz le haga mucha gracia esta hipótesis, pero podría tratar de explicársela a su electorado. Más complejo veo en una posible investidura aunar a la vez la voluntad de los de Abascal y los de Rivera.
Con este razonamiento en la mano, no es descabellado pensar en un escenario en el que los andaluces vuelvan a las urnas; y de que este se produzca haciéndolo coincidir con un adelanto de las elecciones generales que, con toda probabilidad, conduciría a un ‘superdomingo electoral’ a finales de febrero o a más tardar en marzo. Es mi teoría y es por la que apuesto. Fuentes de cierta solvencia me apuntan incluso una fecha; el próximo domingo, 24 de febrero.
Si, hasta ahora, Susana Díaz siempre había sido renuente a la coincidencia de su tablero regional con el de la política nacional, no tendría más remedio que tragar con esta apuesta… so pena de quedar apeada del poder. O ella, o su partido, que es peor.
El panorama nacional se complica y lo ‘revuelve’ todo…
A todo lo expuesto contribuiría la última revuelta -veremos si definitiva o no- de los de Pablo Iglesias que el martes rompieron, prácticamente, todas las escasas ligaduras que le quedaban con el ejecutivo de Pedro Sánchez, dejando ya del todo los futuros PGE en almoneda. El líder de Podemos ha convocado primarias para diciembre con el fin obvio de reafirmar su liderazgo. Alguien que va tan lejos, lo hace únicamente porque no tiene vocación alguna de seguir siendo ‘muleta’ de nadie y sí en cambio de aspirar al poder y de ir a por todas. Personalmente no creo que el ruido mediático originado por la sanción de la CNMV a Josep Borrell – el mejor ministro con el que cuenta Pedro Sánchez en mi opinión- sea motivo suficiente para que el titular de exteriores coja la puerta y vuelva a su casa… pero es cierto que ninguna de estas noticias, menos aún el revuelo parlamentario que Casado e Iglesias han aprovechado para generar, ayudan en absoluto al presidente Sánchez. Más al contrario, le complican notablemente la vida.
Me resulta significativo, aplicando cierta psicología inversa que en política es frecuente, que Pedro Sánchez bajara el martes por la tarde a la arena andaluza y allí, en presencia de su rival en las primarias, dejara para el mármol esta frase: ‘Por supuesto que vamos a continuar… aún tenemos mucho por hacer’. Tanto énfasis, me escama. Aunque ya se sabe que la política es el arte de lo posible y los escenarios cambian. Lo diré con más claridad aún que hace un par de párrafos; fuentes de solvencia acreditada por su nivel de información me apuntan que la reforma de los aforamientos que verá el Consejo de Ministros el próximo viernes será el primer peldaño de la precampaña electoral de las Generales. Las mismas fuentes apuntan a que, días después de las andaluzas, Sánchez podría decidir disolver las Cámaras y convocar la cita para el ya apuntado 24 de febrero. La ley establece un lapso de 56 días… echen ustedes mismos las cuentas. No es ajeno a esta decisión un cierto temor a que continúen saliendo audios del ínclito Villarejo, con conversaciones que podrían dejar más ‘tocada si cabe’ a la titular de Justicia. ¡Qué cruz este Villarejo!
En cuanto a Andalucía, está aún por ver si los días que quedan por delante hasta el domingo, 2-D, sirven para convencer a los indecisos. Según mis cálculos hay, no menos de un 30 por ciento de votantes potenciales que aún no tienen madurado su voto. Y lo más relevante en el centro derecha los indecisos suben a un 40 por ciento. En estas condiciones, es difícil apostar sobre seguro, pero yo ya me he ‘mojado’… y he apostado. ¿Alguien da más?