La quiebra independentista
Llevo meses diciendo que para entender el procés y especialmente para encontrar un camino alternativo a una crisis que hace tiempo ya que parece un callejón político y social sin salida, era imprescindible dejar de hablar de INDEPENDENTISMO como si de un bloque homogéneo y sin fisuras se tratase y empezar a tratar a las distintas organizaciones que en él se integran como un ‘matrimonio de conveniencia’ entre un partido de izquierda, profundamente republicano e históricamente coherente con sus principios y una amalgama cada vez más compleja de herederos del pujolismo más corrupto y burgués, con tics notablemente totalitarios y un estilo claramente nacional populista.
Ofrendas y discursos… para disimular la ruptura
Finalmente, la evidencia se ha impuesto y hoy ya todos se han dado cuenta de lo que algunos avanzamos hace tiempo. Más si cabe tras la evidencia de que el Govern está prácticamente roto… aunque Junts per Catalunya y ERC, intenten disimular la evidencia de este rotundo fracaso. Este lunes 15 de octubre, 78 años después del fusilamiento del exlíder de estos últimos, Lluis Companys, los máximos representantes de ambas formaciones se reunían, como cada año, en el Fossar de Santa Eulàlia del Castell de Montjuïc para homenajear con la clásica ofrenda floral al histórico político. Hubo discursos encendidos, como manda la ocasión, en los que tanto Quim Torra como su vicepresidente y cabeza visible de los republicanos, Pere Aragonés, coincidieron en destacar la vigencia de los valores republicanos en la Cataluña de hoy y en que -esto último de labios del actual president- merece la pena seguir luchando por la ‘libertad de Cataluña’. Hubo también invectivas contra el Gobierno de Pedro Sánchez y amenazas de no votar sus presupuestos si no quedan en libertad los políticos presos. Pero a mí, todas estas soflamas y los signos de un pretendido ‘cierre de filas’ me han sonado más huecos que nunca.
Tanto Junts per Cat como ERC tratan únicamente de circunscribir la ruptura al parlament, donde hace algunas jornadas votaron en sentido opuesto dos iniciativas -la reprobación del jefe del Estado y la abolición de la monarquía- y dejar al margen al Govern. Pero no es creíble.
La división parlamentaria a la que me refiero hizo ganar, por primera vez, a los constitucionalistas en la cámara catalana… y esto no lo habíamos visto hasta ahora. Cierto es que los dos engendros jurídicos tampoco hubieran llegado muy lejos ya que, como bien explicó la vicepresidenta Carmen Calvo, un parlamento autonómico no puede reprobar la figura del jefe del Estado puesto que esta es inviolable según la Constitución.
Elecciones cuando convenga
La situación en Cataluña ‘huele’ más que nunca a elecciones anticipadas. Un adelanto que podría concretarse a partir del 27 de octubre. A la mayoría ya no se les oculta que la situación es insostenible y hablan ya, sin titubeos, de un gobierno ‘zombie’… insostenible, suicida y radicalmente dividido, añadiría yo. Elecciones tendremos en cuanto les resulte mejor y más les convenga.
Los socialistas catalanes, lo ha hecho ya en el parlament su portavoz, Eva Granados, han preguntado ya en voz alta a Torra si cree, sinceramente, que está en condiciones de seguir gobernando Cataluña. Un PSC que ha puesto frente a sus vergüenzas a Torra al señalar que lo que han pretendido vender a sus votantes en particular y a la opinión pública en general es pura ficción… una mentira de la peor especie. Pero una mentira que ha envenenado a la sociedad porque seguimos viendo, jornada sí, jornada también, protestas airadas y alguna que otra algarada de los llamados CDR frente a las sedes del PDeCAT y de ERC; los llaman ‘traidores’ y exigen que cumplan con la irrealidad prometida: el sueño de una quimérica ‘república independiente de Catalunya’
Objetivo: neutralizar a ERC
Lo cierto es que ya, entre los herederos de la corrupta CiU y sus socios de ERC, hoy mucho más afines a entrar en razón y a explorar vías de menor radicalidad con el Gobierno que preside Pedro Sánchez, ya no hay confianza alguna. Es imposible que lo oculten.
Gran derrota por tanto para el independentismo, aunque paradójicamente suponga una nueva victoria para el ‘Maquiavelo del procés’, que no es otro que Carles Puigdemont.
Un expresident que, como ya he comentado en anteriores artículos, lleva meses empeñado en una estrategia que para mí es muy clara: la de fagocitar con una OPA hostil a ERC y tratar de obligar a la formación republicana a concurrir a las próximas elecciones en una lista única que, de facto, supondría la muerte política de Esquerra. Una estrategia milimétricamente calculada por el prófugo de la justicia española más conocido internacionalmente.
Al final, esta lucha titánica que vivimos desde hace meses entre constitucionalistas e independentistas, tiene como principales protagonistas a unos responsables políticos que van a lo suyo, y que -como si de una ‘matrioska’ se tratara- encierran otras batallas más pequeñas pero igual de cainitas como la de ERC con lo que queda de la mafiosa trama corrupta de Convergencia. Los actores ‘de reparto’ o secundarios convidados de piedra vuelven a ser, como siempre, los ciudadanos.
El ‘Maquiavelo de Waterloo’
Haciendo gala de una intransigencia totalitaria y desafiando a la ley, Puigdemont ha sido tajante al negarse a sustituir a los políticos presos y a los huidos por otros diputados, y de esta forma ha obligado a Torrent a votar con el PSC para no traspasar las líneas rojas de la desobediencia a una sentencia. Ha sido una autentica venganza de Puigdemont contra ERC que desde el principio se negó a otorgar al cobarde de Waterloo un estatus especial. Lo que empezó como una guerra fratricida y despiadada, probablemente acabará en un adelanto electoral más pronto que tarde.
Como siempre y sin compartir nada a nivel ideológico con Junqueras, sigo pensado que en política hay que estar con los valientes y luchar contra los cobardes. En esta pelea cainita y fratricida, quien ahora mismo parece el más débil es sin duda ERC y yo desde aquí expreso mi deseo por su pronta recuperación… por el bien de Cataluña y toda España.
La próxima parada de esta carrera hacia el abismo tendrá mucho que ver con ese llamado ya proyecto de la ‘Crida per la República’, el nuevo partido delineado por Puigdemont y sus fieles. Como puede imaginarse, él se reserva el papel de líder supremo y será quien decida -o eso pretende- quienes están llamados a ser independentistas de primera y de segunda. Un cuadro surrealista porque con el único con quien ha consultado este nuevo escenario es… con él mismo.
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