CORTE MONUMENTAL Y ‘TRÁGAME TIERRA’ PRESIDENCIAL

CORTE MONUMENTAL Y TRÁGAME TIERRA PRESIDENCIAL

En estos 120 días de gobierno, Pedro Sánchez ha sufrido ya algunos momentos malos, malísimos… Pero el que le tocó vivir el pasado viernes, día de la Hispanidad, fue uno de aquellos en los que cualquier mortal desearía que le tragara la tierra.

Ocurrió en el Palacio Real, en el transcurso de esa costumbre que en mi opinión debería pasar ya a la historia por antigua, rancia y anacrónica: la del llamado ‘besamanos’. Los Reyes comenzaban ese eterno ritual, repetido año tras año, de saludar-ser saludados por todos los invitados. Un ‘besamanos’ en el que como dictan las normas del protocolo más estricto los primeros en entrar debían ser el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez. 
 
Lo establecido por ese férreo corsé protocolario es que el saludo -también el de la pareja presidencial- sea rápido para seguir su camino sin apenas detenerse y dar paso a los siguientes invitados, que en el caso de esta ceremonia eran la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, y su esposo. Pero he aquí que el presidente, y con él su esposa, se saltaron una normativa que evidentemente desconocían y se colocaron junto a los Reyes, don Felipe y doña Letizia, con la pretensión -según la general interpretación- de ser saludados también por todo el resto de los invitados. Algo tan inusual que despertó la perplejidad no solo de la pareja real sino de la presidenta del Congreso, tercera autoridad del Estado.

De forma inmediata, Pedro Sánchez y Begoña Gómez fueron apercibidos por un responsable de protocolo para que abandonaran un sitio que no les correspondía y continuaran su camino, evitando hacer más ridícula y embarazosa la situación de lo que ya era. Los rostros de ambos eran todo un poema. Los de los Reyes y Ana Pastor, sobre todo esta última, oscilaron entre el estupor y la sonrisa.
Para entonces, España ya se había convertido una vez más en un ‘Estado-meme’… las redes comenzaban a arder.

En el rostro del presidente, imposible ocultar la vergüenza.

El suceso, como he avanzado, no es en mi opinión más que una anécdota desafortunada, como muchas otras a las que hemos asistido en otros actos de los Reyes. Sin embargo, sí me parece del mayor interés analizar cómo ha reaccionado Pedro Sánchez.

Su comunicación no verbal nos delata una sensación de evidente vergüenza. Ese ‘tierra trágame’ es lo mínimo que parece haber pasado por su mente. De forma inmediata se encogió y bajó la cabeza, mirando al suelo totalmente perdido y desencajado. Era evidente que estaba muy molesto por la situación. Un tremendo sentimiento de bochorno, incluso con un levísimo enrojecimiento facial, eclipsó completamente la emoción de vivir ese momento, por primera vez, como presidente del Gobierno.

Begoña Gómez, mejor…
 
Mucho más entera estuvo su esposa, Begoña Gómez, que se dio cuenta del fallo con mayor inmediatez que su esposo. Más que avergonzada, a ella se la percibió sorprendida. Algo que, en mi opinión, denota que el error de protocolo fue debido, en buena medida, a una información deficiente o incompleta. Desde luego es indudable que ella reaccionó mejor… mucho mejor que su marido. Es más, Begoña Gómez parecía más extrañada que otra cosa. Y en absoluto, repito, avergonzada. Cierto es que su responsabilidad es infinitamente inferior que la de su esposo. Él es el presidente; ella, la ‘consorte’.
A los Reyes el error les pareció una anécdota y parecían comentar lo sucedido con unas sutiles sonrisas. Como siempre han tenido que pasar algunas horas para que la prudencia y los análisis más juiciosos se hayan abierto camino entre la defensa acrítica del error de unos y la demonización más inmisericorde -e ignorante- de otros. Un día después, la periodista de La Vanguardia, Mariángel Alcázar, cronista de Casa Real desde hace muchísimos años, ofrecía una visión del máximo interés en mi opinión: atribuía el error a la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Escribe Alcázar que Pastor debía haber permanecido unos segundos también al lado de los Reyes para poder escenificar una ‘foto’ de apoyo al jefe del Estado, tras su reprobación por parte del parlament de Cataluña Una imagen que serviría para dejar constancia del respaldo a la Corona por parte de los tres poderes del Estado. Siempre según esta versión, el presidente y su esposa se quedaron al lado de la pareja real, cumpliendo con lo que se había prescrito… pero no la presidenta del Congreso. En conclusión, un desaguisado. Pero con distinto responsable.

‘Zarzuela locuta, causa finita’.

La propia Casa Real hizo pública una nota en la que informaba de que Sánchez y Gómez ‘siguieron las indicaciones de permanecer en el Salón del Trono con sus Majestades hasta que los siguientes invitados aparecieran’. Prosigue este comunicado diciendo que ‘…como quiera que la presencia del resto de invitados fue restablecida de forma inmediata, el ritmo habitual del saludo fue recuperado sin solución de continuidad y se produjo la situación sobrevenida a la que se hace referencia’. ‘

No es la primera vez.

La situación quedaría en nada más que eso, en una simple anécdota, si no fuera porque el comportamiento corporal de Pedro Sánchez ha sido idéntico o muy parecido al que pudimos apreciarle en el Congreso de los Diputados, en aquella durísima sesión de control, tras ser preguntado por Albert Rivera sobre su tesis. En esta ocasión también mostró un cuerpo desencajado, una cara de notoria vergüenza, un cambio completo en el tono de su voz y un compulsivo y repentino nerviosismo.

Es evidente que las dos situaciones no tienen nada que ver y no quiero comparar un error de protocolo con las gravísimas acusaciones que Albert Rivera escupió en la cara del presidente del Gobierno de una forma totalmente inesperada. Sin embargo, me parece muy importante destacar que, cuando se llega a una posición de máximo liderazgo, la capacidad de reaccionar -y hacerlo bien- ante lo imprevisto, se convierte en esencial. 

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