PEDRO SÁNCHEZ: BAJO EL OBJETIVO DE ANA PASTOR

PEDRO SÁNCHEZ:  BAJO EL OBJETIVO DE ANA PASTOR

Existía una notable expectación por escuchar las respuestas que el presidente del Gobierno pudiera aportarle a la que es sin duda la entrevistadora política más temida de este país, Ana Pastor. Cinco años ha tenido que esperar la presentadora para conseguir entrevistar a Pedro Sánchez.

Han sido semanas muy duras las que han transcurrido desde que el líder del PSOE asumiera también los mandos de la nave, con algunas torpezas a nivel de comunicación propias sin duda de la bisoñez de los nuevos responsables y no exentas de más de una rectificación.

Especialmente abrupta y amarga para el economista madrileño que ganó el pulso a Rajoy ha sido esta última. Y es que, desde la dimisión de la ya exministra Carmen Montón, por recibir trato de favor en la ya tristemente célebre URJC, y la publicación a las pocas horas -casi de forma coordinada por parte de varios medios- de informaciones que apuntaban hacia el presunto plagio de su propia tesis, los acontecimientos se han sucedido en cascada.

El presidente recibía a Pastor como suele gustar en sus apariciones públicas: impecable terno azul marino con una camisa blanca y corbata morada, que no es la que yo le recomendaría, pero que parece evidente que a él si le gusta… o que quiere hacer un guiño subliminal a Unidos Podemos.

Sánchez ha mostrado bastante aplomo y tranquilidad a lo largo de los casi sesenta minutos que ha durado el ‘examen’. Tal vez algún mínimo titubeo en los primeros, referidos precisamente a las dos últimas polémicas tesis de nuestra vida política; la de Montón y la suya propia, tras los líos de Casado y Cifuentes. Solo algún leve desvío de su mirada hacia el ángulo superior izquierdo (derecho a la vista del espectador) podía denotar cierta inseguridad. Erguido y derecho, como acostumbra -‘percha’ no le falta- solo un experto habría podido darse cuenta de que sus hombros estaban ligerísimamente encorvados. El peso de la responsabilidad.

La tesis de la discordia

Pastor no se andaba con zarandajas y ‘entró a matar’, como se dice en términos taurinos:

– ¿Plagió su tesis doctoral?

– No.

Sánchez admitió que conocía a miembros del tribunal que evaluó su tesis,    pero puso el acento en que este órgano se compuso ‘acorde a la legislación, a lo que se establece en la ley’. Que una persona, uno de sus miembros, hubiera participado en un artículo con él no tuvo, para el presidente, nada que ver con la objetividad.

Sánchez enfatizó que demandará a los medios que le han difamado, es decir que elegirá la vía civil, pero que no se querellará, descartando así la vía penal. Afirmó también que respeta la pluralidad informativa pero manifestó que tiene que defenderse de insidias que equiparó a ‘fake news’.

Sobre las peticiones de comparecencia en el Congreso para dar explicaciones de todo este vidrioso asunto, reiteró que C’s y el PP están en ‘montar ruido’.

Dejando a un lado su tesis el jefe del Ejecutivo afirmó categórico que Carmen Montón no le engañó.

-¿Le preguntó sobre su Máster en la URJC? : ‘Yo no soy un Fiscal, soy el presidente del Gobierno’.

Añadió que, cuando la respaldó, horas antes de su dimisión, lo que avaló era su gestión. Y destacó su gesto de dimitir para no empañar el esfuerzo de su Gobierno en materia de política sanitaria.

Con todo esto iba concluyendo la primera parte de la entrevista. La más dura. Pastor no tuvo piedad y preguntó lo que cualquier informador independiente hubiera inquirido. El presidente quiso cerrar este capítulo elogiando la asunción de responsabilidades tanto por parte del que fuera titular de Cultura, Maxim Huerta, como por parte de la propia Carmen Montón.

Venta de armas; una cuestión de prioridades.

Cuando la ministra de Defensa habló de paralizar el contrato (con Arabia Saudí) no se dio cuenta de las repercusiones que ello podía tener. Prioricé el mantenimiento de relaciones diplomáticas y los puestos de trabajo en la Bahía de Cádiz. Este fue el argumentario del jefe del Ejecutivo acerca de este asunto y tampoco hacía falta mayor explicación. ¿Contradicción? Depende de para quien. Me consta que a Sánchez también le ha dolido la cabeza en los últimos días con ello y tal vez de ahí su tajante añadido. Pastor preguntaba:

-Si las bombas se utilizan contra civiles yemeníes… ¿alguien dimitirá?:

-No es responsabilidad de este Gobierno.

Franco; se prometió y así se hará. Los Presupuestos, ya veremos…

Más cómodo se sintió el presidente con la exhumación de los restos del dictador, a pesar de que en esto, también, ha sido acusado de decir una cosa y la contraria: ‘Espero que la exhumación se produzca antes de fin de año’ y

‘Una democracia no puede tener un mausoleo para un dictador’ fueron sus dos titulares sobre esta cuestión.

Otro ‘lío’, y no menor, es para el Gabinete la dificultad de negociar -y aprobar- los PGE para el próximo año:

-¿Habrá recortes?, inquiría la entrevistadora.

-‘Mantendremos el compromiso de un ajuste presupuestario de un 0,9 %, que es lo pactado con Bruselas’.

Como se ve, aquí tampoco se salió del guión el presidente que hizo algún guiño a los de Iglesias:

– ‘Hemos pactado con Unidos Podemos subir impuestos a las rentas más altas. Lo que no podemos es subirlos a las clases medias’. Dejó clara eso sí Sánchez ‘una frase para el mármol’: ‘La gente rica no paga el IRPF’. Y prometió también ligar la subida de las pensiones al IPC.

Elecciones cuanto antes: ese oscuro objeto del deseo.

El presidente aclaró otra de las contradicciones que le achacan: ‘Le dijimos a C’s que si apoyaba la moción, convocaría elecciones (cuanto antes). No la apoyaron. Y ahora, no hay una mayoría parlamentaria que quiera elecciones’.

Fin de la discusión. Para este punto se la entrevista, Sánchez ya ‘se había soltado la melena’ y tenía el cien por cien del aplomo consigo.

Faltaba solo un toro por lidiar; Cataluña y el ‘procés’: ‘La crisis catalana se resolverá  con una votación’, dijo Sánchez. Y continuó: ‘¿Pero el independentismo lo ha hecho todo bien? Les pido una autocrítica’. ‘En torno a la idea del autogobierno, podemos encontrar un punto de unión entre nacionalistas y los que no lo son’.

No quiso entrar, eso sí, en la opinión de la ministra Batet acerca de que ‘si no hubiera presos sería mejor (para hacer política en Cataluña) : ‘Tengo una opinión pero soy el presidente del Gobierno y respeto la autonomía de jueces y fiscales.

Ambiente y tono, impecables

Y la entrevista ya no dio para mucho más. Recordemos que es la segunda que concede a una cadena de TV ( la primera fue a TVE ) y la primera a una privada. Ana Pastor llevaba cinco años con la petición ( de entrevistar al ciudadano Sánchez ) cursada; desde que inició su programa.

La iconografía y puesta en escena ha sido sencilla, o directamente minimalista, pero elegante. Quizás algo ‘naif’. La ventana abierta con los árboles y la noche de fondo le daba un toque sugerente y tranquilizador. Era una opción.

La entrevistadora, tanto en contenido como en forma impecable. He echado en falta solo dos preguntas: una sobre por qué mintió en el Congreso con lo de Teseo. Dos; algo sobre la presunta amenaza a Rivera. Nunca se puede preguntar todo. Pero creo, sinceramente, que Ana Pastor ha estado, del uno al diez, de 9,50. Una entrevista, redonda.

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  1. Manuel dice:

    “Yo soy el presidente del Gobierno y haré lo que quiera en la cámara”. Eso lo dijo desde la comodidad de sentarse a ser entrevistado por amigos, afines a los partidos pro-terroristas e independentistas sobre los que se ha apoyado para ser presidente. No hubo deseo de profundizar sobre las vergonzosas actuaciones suyas o de su gobierno, en los 3 meses que llevan y en los que tantos récords (tristes récords) se han batido.
    Y, por cierto, no sabe ni sentarse.

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