Es la primera vez que la Reina Letizia, que como se sabe tiene un carácter muy definido, cedió -y lo hizo de forma muy PATENTE- el protagonismo a su hija mayor. A quien un día será REINA DE ESPAÑA. Y es que ayer, desde luego, la Princesa de Asturias dio un salto cualitativo en cuanto a presencia pública. Doña Leonor, se va preparando para asumir las más altas responsabilidades que le corresponderán el día de mañana.
Pompa eclesiástica algo… ¿antigua?
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Debo destacar que los actos, en general, me parecieron demasiado formales y revestidos de una pompa excesiva. Tampoco estoy seguro de si, a una monarquía moderna como la nuestra, le viene bien tanta imbricación con lo estrictamente religioso, o católico, para ser más precisos. Es viejo y recurrente el debate acerca de si las tradicionales procesiones de Semana Santa deben seguir estando presididas por autoridades civiles como el alcalde o el presidente de la Diputación de turno. En el caso que nos ocupa, los actos tenían que ver, es cierto, con el Centenario de Conmemoración de la Santina.
Por ello comenzaron con el recibimiento y saludo del arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Montes, en la cueva de la virgen. El arzobispo, mezcló en su discurso las referencias a ‘La Santina’ (la virgen de Covadonga) con sus mejores deseos para que doña Leonor crezca (‘sana, sabia, santa y guapa’) … es literal.
Debo decir que esas imbricaciones eclesiásticas con la realeza son bastante comunes; Gran Bretaña es el ejemplo paradigmático aunque allí se da la circunstancia especialísima de que la Reina es también la cabeza de la Iglesia Anglicana.
Medallas conmemorativas para las dos hermanas y continuación de los actos… ¡con una misa! No había terminado el capítulo eclesiástico. Una ceremonia en la que estuvieron presentes el arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela y los obispos de Lugo, Santander, Astorga y León así como los arzobispos de Santiago de Compostela, Burgos y Granada. Hago esta enumeración algo larga, pesada y aburrida para remarcar que tanta mezcolanza -y sumisión- del poder eclesiástico al civil -Real en este caso- me parece algo medieval, pero así siguen siendo las cosas en pleno siglo XXI.
Doña Leonor, como eslabón de una necesaria cadena de transmisión
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Leonor es el ojito derecho de su padre; esto ya lo sabíamos pero este fin de semana ha quedado más patente que nunca. Durante la subida al llamado ‘Mirador de la Princesa’, ambos tuvieron varios momentos de los que yo denomino ‘de hilo invisible’… como si esa mágica y especial conexión íntima y especial entre un padre y su hija cobraran forma, cuerpo, y pudieran ser vistos por todos en forma de una especie de ‘halo’ que los recubriera. Ya al bajar del coche, la Princesa cogió con fuerza la mano de su padre, don Felipe y no la soltó hasta pasados unos minutos. Perfecta visualización de dos eslabones de la cadena del Estado… de la cadena de la vida…
Esto no es impedimento para que los Reyes intenten en todo momento que doña Sofía, su hija pequeña, no sienta celos, no se sienta mal… el Jefe del Estado sugirió en el futuro la creación de otro mirador con el nombre de su segunda hija. Tanto don Felipe como doña Letizia estuvieron en todo momento muy pendientes también de la infanta. Es lógico.
Tan es así que a veces, esto es llamativo, hay que hacer algo de ‘protocolo creativo’ ¿Qué quiero decir? Pues que en muchos casos ya, más allá de lo inevitable, hay que duplicar, por ejemplo, los obsequios. Medallas de oro de La Santina para las dos y otro regalo para doña Sofía cuando Leonor recibió la insignia.
La importancia de los símbolos
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Lo importante es que, si la Democracia y el Estado de Derecho son, por encima de todo, símbolos, en el caso español y tal y como reza nuestra Carta Magna, la Monarquía es el símbolo de la permanencia y unidad de la Patria. Y en ese aspecto, la Corona goza de buena salud. Es por ello que resultan especialmente preocupantes los ataques que el Jefe del Estado recibe en una parte de España, Cataluña, por parte de políticos legalmente elegidos y establecidos y una parte de la ciudadanía de aquella comunidad española. La intervención, acertada, de don Felipe el 3 de octubre de 2017, en plena tensión por el ‘proces’ y la absurda declaración de DUI, abrió una cierta brecha, sí, pero era imprescindible.
Por volver a doña Leonor, su próximo acto importante será el 12 de octubre, fiesta de la Hispanidad, aunque con menos protagonismo. Lo cierto es que tenemos una heredera que comienza a hacerse mayor, que ‘se ha puesto de largo’ por utilizar una terminología algo antigua pero gráfica. Ya fue así en enero, con la imposición del Toisón de Oro y este fin de semana, ha vuelto a ponerse de manifiesto.