A pesar de que en público los máximos responsables del Ejecutivo y del partido que lo sustenta niegan la verosimilitud de los rumores que apuntan a unas elecciones anticipadas, y cuanto antes, lo cierto es que da la impresión de que los estrategas gubernamentales perfilan este nuevo curso, que arranca ya, como una suerte de campaña electoral.
El objetivo es trasladar la imagen de un Gobierno ‘justo, progresista y feminista’, tal y como apuntó la ministra portavoz, Isabel Celaá, tras la reunión del pasado fin de semana en Quintos de Mora.
El presidente del Gobierno y su equipo quieren implementar toda una batería de medidas de carácter ‘social y progresista’; tanto a nivel de imagen como desde el punto de vista económico. Entre ellas:
-Subida del Salario Mínimo.
-Modificaciones en la Reforma Laboral.
– Subidas de impuestos a las grandes fortunas, a las multinacionales y a la banca.
– Gestos de impacto como la exhumación de los restos de Franco o iniciativas de regeneración política.
Pero nada de esto será sencillo. El PSOE y su líder son conscientes de que, con 84 diputados, no se puede gobernar. Y de que tienen al menos cuatro ‘patatas calientes’ muy delicadas en su agenda inmediata:
-Aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado.
– Inmigración.
– Situación en Cataluña.
– Resolver la controversia sobre los restos de Franco.
En cuanto a la primera, aprobación de unos nuevos PGE, el Gobierno pensó que aumentando en medio punto el margen del techo de gasto bastaría para contentar a Podemos. No calculó que las exigencias ‘podemitas’ serían mayores y tampoco el posible veto popular en el Senado. Para sortearlo ideó un decreto ley que ‘pasara por encima’ de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera’. Pero esta tiene carácter de Ley Orgánica. Y el embrollo legal es considerable.
-Sobre INMIGRACIÓN, el Gobierno de momento ha dado bandazos. Del aplauso general con la primera llegada del ‘Aquarius’ hemos pasado, en pocas semanas, a expulsiones ‘en caliente’, dígase lo que se diga. Europa tiene mucho que decir en este asunto y el Gobierno un trabajo muy fino por hilar.
– No es menos delicada la cuestión catalana. Roto, de facto, el consenso ‘constitucionalista’ sobre el 155, Sánchez ha intentado -de la mano del PSC- una suerte de ‘tercera vía- que está naufragando, no por la deslealtad de PP o Ciudadanos sino porque los independentistas, lejos de dar un paso atrás, se mantienen en su postura inicial, y no dejan de dar pasos hacia adelante como aperturas den nuevas embajadas o provocaciones contra el jefe del Estado. Por no hablar de la polémica sobre los ‘lazos amarillos’.
– Acerca de la polémica sobre los restos de Franco… ¡qué decir! Se trata (la exhumación) de una decisión necesaria pero delicada e incómoda. Se ha resucitado a una extrema derecha que estaba muerta, se ha crispado innecesariamente a media sociedad española a cambio del aplauso de la otra media y se han generado problemas legales que no son menores; los derivados de la extracción de los restos y los que podrían venir si se anulan resoluciones judiciales adoptadas durante la dictadura.