Jamás hubiera pensado que tendría que llegar al extremo de comentar noticias tan horripilantes como la del asesinato en Aprilia de un inmigrante, Hafi Zaytouni, marroquí y de 33 años que estaba llenos aún de vida y de sueños, a manos de dos criminales, racistas y xenófobos. Dos auténticos demonios exterminadores.
¿Brigadas de muerte?
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Lo ocurrido en Aprilia no parece haber sido un caso aislado. Hablo de algo terrible: bandas nocturnas de la muerte que, supuestamente, ya se están desplegando por el centro de algunas ciudades italianas. Y ello mientras el filofascista vicepresidente del Gobierno italiano, un tal Salvini, insiste en que los únicos delitos que se producen son los cometidos por estos inmigrantes a los que ahora algunos asesinos, alentados por sus declaraciones, pretenden exterminar.
Es tal la vergüenza que muchos italianos sentimos por lo que esta ocurriendo, que me resulta muy complicado enfrentarme a este doloroso asunto… y hablar de él con claridad.
Otra noticia de última hora es el ataque sufrido por Daisy Osakue, atleta italiana de color que, a punto de viajar hacía el campeonato europeo de atletismo, ha sido herida en un ojo por varios racistas en Moncalieri. Daisy ostenta el récord de lanzamiento del disco y nació en Italia, de padres nigerianos. Es otro episodio más en una macabra escalada de violencia, racismo y odio, que está devolviendo a Italia a los más oscuros tiempos del fascismo del pasado siglo. A una vergüenza histórica que creíamos ya olvidada.
El peligro que viven Italia – y Europa entera-de regresar a un pasado teñido de muerte y de sangre es, sencillamente, enorme. Cuanto antes nos demos cuenta de la gravedad de la situación mejor podremos luchar contra ella. En este momento siento un dolor tan infinito, que empaña mi verano sin ningún tipo de matiz.