TUS MANOS HABLAN DE TI…Y POR TI

TUS MANOS HABLAN DE TI… Y POR TI

Hoy os hablaré de las manos. ¡Pero tranquilos!… ‘Keep calm and don´t panic!’. No es mi intención volver a una de las grandes polémicas de la semana, cual ha sido la impostación comunicativa, por no hablar de sobreactuación, pura y dura, del ‘Ala Oeste de la nueva Moncloa’ y sus nuevos ‘gurús’. Tardaremos tiempo en olvidar como las viriles y masculinas manos del presidente del Gobierno han copado una parte no menor de la agenda política, social, mediática y digital de media España y parte de la otra media, dando pie a un sinfín de memes que se han hecho virales y han dado la vuelta al mundo.

 

Creo que, tanto los nuevos consejeros áulicos como el propio aconsejado, se han aprendido ya bien el cuento. Lo suficiente al menos -y lo extiendo a todo el Gabinete- como para comprender que la comunicación política es tan determinante como la gradación y la medida en la que se aplica. Como decían los sabios: ‘Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre’. Dicho en otras palabras, todo con racionalidad, moderación y, sobre todo, sentido de la oportunidad.

 

Actualmente existen tantos canales de comunicación que podemos dedicar la vida entera a administrar nuestras informaciones. El uso y al abuso de imágenes, no acompañadas de un contenido real, consigue exactamente el efecto opuesto, quitar importancia a los hechos, decisiones y acciones relevantes que este nuevo Ejecutivo está poniendo en marcha y concentrar a la opinión pública únicamente en lo adjetivo. El aroma final es el de una inevitable y lamentable frivolidad.

Dicho lo cual, amigos y amigas, ya es verano, estamos en vísperas de las fiestas del Orgullo gay en Madrid y el buen tiempo y el calor nos ayudan a ser más felices y a tener más ganas de hacer cosas y de vivir nuevas experiencias. En estos maravillosos días de alegría y calor, me encantaría tener a mi lado vuestras manos para realizar con ellas una gran obra de teatro. Pensaréis que mi cursilería no tiene límite, que se me ha ido la olla, que estoy loco… pero no; las manos son, precisamente, la parte de nuestro cuerpo que más comunica.

 

Las manos, claves para la comunicación no verbal

 

Siendo tan determinantes, son con diferencia lo que peor controlan los políticos en particular, los líderes en general e incluso los profesionales de la comunicación que deberían tener un dominio completo de todo su cuerpo.

 

Vemos a menudo en televisión, en conferencias o en debates, a grandes profesionales que, directamente, no saben lo que hacer con ellas.

 

Las manos dicen mucho -y a veces lo dicen todo- tanto a nivel individual como en los grandes eventos.

 

En pocos días, Madrid estará llena de carrozas por el Orgullo y observaremos miles, millones de manos en alto, en una inequívoca señal de fiesta, de alegría, de fuerza, de reivindicación, de igualdad y de tolerancia. Todo esto me suele dar un subidón de energía y una carga emocional como muy pocas veces he sentido en mi vida.

 

Yendo algo más atrás en el tiempo las manos pintadas de blanco y elevadas al cielo dieron el aviso definitivo a ETA, después del asesinato de Miguel Ángel Blanco Garrido, de que TODOS los españoles de bien estaban contra los asesinos del joven concejal.

 

Está demostrado que el 93 por ciento de la comunicación no verbal la realizamos con nuestras manos.  Por eso, hoy me parece divertido en este post centrarme en todo lo que transmitimos con ellas.

 

 

¿Qué dicen nuestras manos de nosotros al expresarnos?

 

A menudo agitamos las manos al hablar. Este un gesto muy habitual, característico de la cultura italiana. Se hace para dar énfasis y suele ser un ‘tic’ autoritario, típico de personas que no suelen cambiar de idea. Puede ser utilizado también para indicar un punto y seguido en nuestra conversación.

 

¿Cuántas veces hemos pensado que alguien que coloca las manos en las caderas es una persona hostil, que ‘quiere guerra’? En realidad, en la mayoría de los casos es una posición de alerta típica en personas muy activas y deportistas. A veces puede ser visto como una demostración de autoridad o de superioridad.

Hay algunas posiciones que generan desconfianza en el interlocutor; en mi trayectoria como ‘headhunter’ y entrenador, unas de las posturas que casi automáticamente me llevan a descartar a los candidatos es aquella en la que ocultan las manos en los bolsillos. Indica falta de energía, de voluntad, de fuerza, de desconfianza, de reticencia. Lo más probable es que no tenga interés en lo que le estamos comentando y tengamos que ganarnos su atención y su confianza.

 

Apuntar con el dedo a una persona mientras habla es, no solo un gesto de autoridad que resulta agresivo, sino una demostración de pésima educación. Demuestra arrogancia, egocentrismo y puede ser muy ofensivo. Lo correcto es señalar con la mano.

 

Una muestra de clara inseguridad es frotarse las manos. Lo hacemos a menudo cuando nos encontramos incómodos, nerviosos o temerosos.

 

Frotándonos las manos nos estamos convenciendo que ‘todo irá bien’ y nos estamos tranquilizando a nosotros mismos, buscando exorcizar nuestras dudas. Las manos juntas con los dedos entrelazados indican nervios, ansiedad y frustración.

 

Hay gestos que son catalogados como típicamente masculinos, como tener las manos en la espalda, posición que muestra una fuerte desconfianza en uno mismo. Hay otros típicamente femeninos como las manos sobre las piernas cruzadas, algo que denota interés en el otro, confianza, simpatía y cercanía con nuestro interlocutor. Un gesto que denota poderío y fuerza es el tener las puntas de los dedos que se tocan.

 

Personalmente, la posición que más me gusta, es aquella en la que nuestras palmas de las manos están abiertas hacía arriba. Un gesto que da cuenta de qu estamos ante una persona en la que podemos confiar, con un carácter abierto y optimista.

De igual forma, lo peor que podemos hacer es ocultar las manos cuando mantenemos una conversación.

Es muy importante tener en cuenta que la comunicación verbal solo equivale a un 41 por ciento del significado de nuestro mensaje. Nuestras manos dotan de significado a nuestras palabras.

 

Cuando una persona al hablar mueve libremente las manos la percibimos como más relajada y segura de lo que dice, abierta y accesible. En cambio, cuando las oculta, ya sea colocándolas detrás de su espalda baja, debajo del escritorio o alojadas en los bolsillos del pantalón, proyecta una imagen poco confiable, pues de inmediato el interlocutor desconfía.

 

Con todas estas claves de comunicación no verbal, a la hora de hablar, comienza a ser más consciente del movimiento de tus manos y provocarás que los demás confíen más en ti y te escuchen con atención. No olvidéis tampoco utilizarlas para cocinar, hacer amigos, aplaudir y ser felices.

 

Menos fotos y más inteligencia política

 

A mis respetados colegas ‘monclovitas’, les regalo un consejo: dejar la cámara de fotos en el cajón, aunque solo unos días.

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