Que en España estamos muy poco acostumbrados a ver nuestros políticos en fotos o en imágenes que reflejen su día a día de vida o de trabajo, ya lo sabíamos.
Fuera de los posados oficiales, constituye siempre una novedad la difusión de vídeos, más o menos ‘cotidianos’ como aquel reciente de la propia Familia Real comiendo ‘en familia’, valga el juego de palabras y en el que la Infanta se quemaba con la sopa. Uno de los últimos ejemplos de que estamos ante un ‘juego’, a veces redundante o carente de interés, a veces ridículo, o incluso a veces… peligroso.
Pero lo del pasado fin de semana, superó todas las expectativas. El ‘lío’ generado por las instantáneas de Pedro Sánchez en el avión presidencial, ha sido ‘tela marinera’, que diría un castizo.
El presidente acudía a su primera cumbre europea y en su cuenta oficial de Twitter se publicaron varios testimonios gráficos del viaje. La instantánea más llamativa, la que revolucionó las redes, la que dio lugar incluso a burlas y chanzas, de mejor o peor gusto -así es España- fue la de un Pedro Sánchez con gafas de sol, a lo ‘Top Gun’, sentado en el Falcon y mirando a través de ellas al diplomático José Manuel Albares, su consejero de Política Internacional.
Por encima del cachondeo nacional, en este espacio nos interesa un punto de vista mucho más serio; el del puro análisis político. Aunque no todo el mundo tenía por qué saberlo en primera instancia, la ‘voluntad de estilo’ por asemejar las imágenes, no solo la citada sino, por ejemplo, otra en la que toca tierra como si bajara del ‘Marine One’, a los usos y costumbres norteamericanas, es evidente.
En concreto a la estrategia de imagen de Obama o más concretamente a la de John F. Kennedy. Las imágenes aparecen también en la galería de la web oficial de La Moncloa.
La ‘americanización’ de la iconografía política española; un arma de doble filo
JFK fue el primero en utilizar imágenes con un potente mensaje político, basadas entre otros ejes en la importancia para un líder del factor de su familia, pero también en la cercanía, al reflejar su día a día de trabajo y sus responsabilidades.
Idéntico objetivo persigue Pedro Sánchez con estas fotos. Pero el flamante presidente lleva aún muy pocos días para tener una opinión certera sobre la estrategia de comunicación política que deben utilizar él y su Gabinete. Lo único evidente es que quiere convertirse, quieren convertirle, en un icono.
Por ir a referencias puramente españolas y algo más recientes, nos viene a la cabeza – ¡cómo no! – el arquetipo de Adolfo Suárez.
Como el llorado expresidente, héroe de la Transición, Sánchez se sabe guapo. Como sabe también que ha gustado mucho a nivel internacional… y quiere aprovecharlo al máximo. Por ello, está siguiendo, le están haciendo seguir, los pasos de Obama o del primer ministro canadiense, Justin Trudeau… ¡pero cuidado!
La foto es una herramienta de comunicación política aún poco utilizada en nuestro país. Ello no quiere decir que no estemos preparados para asumirla, siempre y cuando sea un reflejo real del carácter y de las cualidades de liderazgo del personaje. Pero como en todo lo relacionado con la imagen, excederse puede ser peligroso y faltar a la coherencia.
En España, se tacha enseguida de superficial y frívolo todo lo que no sea la pura escenificación de hechos reales y constatables. Y todo lo que huela a montaje, pone en guardia a buena parte de la opinión pública. Así de pragmáticos somos. Y si es cierto que imágenes como estas pueden acercarle a su electorado, porque pretenden mostrar intimidad y cercanía, no lo es menos que en ellas, aparezca tan sobreactuado, tan perfecto, que provoque el efecto contrario.
¿Se acerca al pueblo… o se asemeja a las élites?
No sé si el votante del PSOE se siente identificado con esta imagen. Pete Souza ha sido la sombra de Obama, como lo fue Jack Lowe en el de Kennedy. Ambos, los inmortalizaron en mil momentos cotidianos repletos de ternura, simpatía y gran plasticidad. Cómo olvidar aquellas maravillosas fotos de Jack, como le conocían en familia, con Jackie, con sus hijos… glamour, estilo… en estado puro.
Pero EEUU no es España y Pedro Sánchez no es Obama… al menos de momento. 84 escaños no ofrecen el respaldo que sí otorgan unas elecciones americanas y el electorado del PSOE que le ha catapultado al vértice de su partido, desde el que a su vez ha llegado a la presidencia del Gobierno, podría no entender su mensaje. Por no hablar de los 5 millones de votos de Podemos que se quieren recuperar.
Soy un firme partidario de usar, como herramienta de comunicación política, todas las imágenes, personales y profesionales, que definan al personaje. Pero con cuidado y sin excederse. Desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, hemos visto gestos plenos de un magnífico contenido… pero me permito insistir en la sugerencia de no abusar de todo esto si no es realmente necesario y significativo.