¿HACÍA UNAS NUEVAS ELECCIONES EN CATALUNYA?
Suma y sigue en el culebrón independentista catalán. Arrancamos la semana número 13 desde las últimas elecciones autonómicas del 21 de diciembre y todo sigue igual… igual de estancado y paralizado. Como si nada hubiera ocurrido. Como si un ‘tsunami político’ no hubiera recorrido aquella comunidad desde la tristemente famosa e ilegal ‘Declaración Unilateral de Independencia’ y el Gobierno que preside Mariano Rajoy se viera forzado a poner en marcha el, no menos famoso, artículo 155 de la Constitución.
Un reloj que sigue parado
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El president del nuevo Parlament, el republicano Roger Torrent, se empecina en mantener -por un más que probable cálculo electoral- la ‘imagen congelada’. En la práctica, ello supone la negativa a dejar que comience a correr el reloj de los casi dos meses si, transcurridos los cuales, no hubiera un president a todos los efectos y un nuevo Govern formalmente constituido, deberían convocarse, de nuevo, elecciones. En los últimos días, Torrent ha visto como de nuevo la Justicia tumbaba su segunda propuesta de candidatura a la presidencia de la Generalitat, lo que le ha obligado a suspender el pleno de investidura de Jordi Sánchez previsto para el lunes 12 de marzo. El juez Pablo Llarena no ha autorizado a que el número dos de la lista que presentó JxCat pudiera salir unas horas de prisión para acudir al pleno de su propia investidura, de la misma forma que tampoco había prosperado el intento de que el prófugo Puigdemont -llamado ya ‘el de Waterloo’- cada vez más solo y más caricaturesco, fuera candidato virtual a su reelección, lo que obligó a Torrent a suspender ya aquel pleno de investidura el 30 de enero.
‘Fantasmal’ Puigdemont
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Un Carles Puigdemont al que no asiste ya más ‘autoritas’ que la que él mismo – y los cuatro incondicionales que le acompañan – se empeñan en concederle, y que ha sido de los primeros en reaccionar. Dice un fugado expresident, por ‘plasma’ y en su casita de lujo en Waterloo -y que sigue desconociendo la más elemental teoría política y democrática de separación de poderes- que ‘¿quién es un juez para usurpar la función de un Parlament?’… y se pregunta si Llarena es más importante que ‘la voluntad de dos millones de Catalanes’. Aunque esa voluntad, no me canso de añadir, se haya expresado en un referéndum ilegal y bananero, sin censo creíble y con urnas de plástico en las que quien quería votaba tres y cuatro veces. Los abogados de Jordi Sánchez han fundamentado ya un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos alegando que ‘se han vulnerado los derechos políticos’ del exresponsable de la ANC como diputado. Recurso que estoy seguro el Tribunal Europeo tumbará.
La precampaña está servida
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¿Y entonces… ahora qué? Pues que los partidos en liza asumen ya que estamos en una extraña precampaña, que nadie ha decretado legalmente pero que, de facto, domina por completo la vida pública catalana. El líder del PSC, Miquel Iceta, cuestiona el recurso que han planteado los abogados del independentista Sánchez al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Dicen los socialistas que, al quedar pendiente recorrido jurisdiccional en España, apelar a este órgano internacional, no ha lugar.
Más ‘políticos’ en su respuesta han estado ‘azules y naranjas’. Los primeros, el PP de Cataluña por boca de su líder García Albiol, exigen a los ‘indepes’ que pongan sobre la mesa el nombre de un candidato que sea viable; y no los de quienes no valen ‘ni para presidir la Juna de su escalera de vecinos’.
Ciudadanos, lo hacía también este fin de semana su líder, Albert Rivera, piden irónicamente a los independentistas que traten de presentar a alguien que respete la Constitución y no esté imputado en graves delitos de sedición, o de malversación… para Rivera, desde luego, el independentista Sánchez no parece una buena idea, habida cuenta de que una de las cosas de las que tendrá que responder judicialmente es de haber ‘pisoteado coches de la Guarcia Civil’, según recordaba.
Nuevas elecciones, sí o sí…
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Mi opinión, la he reiterado ya en las últimas semanas en distintos medios, es más clara que nunca. Cataluña está abocada a unas nuevas urnas en mayo. Todos los líderes lo temen, aunque ninguno lo reconozca abiertamente. Pero se conducen como tal, en todas sus intervenciones y actos públicos. Me permito dudar, eso sí, de que, de una nueva convocatoria electoral, vaya a salir un resultado ostensiblemente diferente del que arrojó el pasado 21-D. Dicen algunas encuestas que Carles Puigdemont y JxCat verían mermados sus apoyos, pero tengo para mí que todo lo que pierda la, hasta ahora, fuerza hegemónica del independentismo, lo recogería la ERC del preso Junqueras, de Rovira y de Torrent. La realidad es que, según los datos del propio CIS, la unión de unos y otros -fuera cual fuera el trasvase- seguiría cosechando la mayoría absoluta.
Fisuras ‘indepes’. Las barajas de ERC, las ruinas de JxCat y la incontrolable CUP
Atención preferente va a merecer en los próximos días la sima, que no fisura, abierta en este bloque. ERC cada vez está más enfadada con los antiguos convergentes y no para de tender puentes hacia el PSC. Hombres como el exconseller Santi Vila, que ha mantenido unas semanas de prudente silencio, han reaparecido para alertar a las ruinas del que es todavía su partido -ni le han echado aún ni se ha querido ir- de que los de la CUP no son compañeros fiables. Entre otras cosas porque siguen viviendo en su limbo de irrealidad republicana ‘marxista-leninistoide’ a la catalana, que no se creen ni ellos y a los que no ayudan nada contradicciones graves como la de que una de sus, hasta ahora máximas referentes, Anna Gabriel, se haya ‘dado el piro’ a la ultracapitalista Suiza a vivir la vida porque en España la busca la Justicia… y haya cambiado su flequillo ‘abertzale’ y sus camisetas negras por una media melena y un atuendo de ‘aspirante a pija’ que ha levantado sarpullidos en parte de sus propias filas.
Por otro lado, aunque la decisión del juez Pablo Llarena de denegar el permiso a Sánchez para salir de prisión haya venido muy bien como excusa a Roger Torrent para suspender el pleno, la negativa de la CUP a apoyarle por haber renegado en sede judicial de la DUI, hubiera puesto en una situación aritméticamente muy complicada a JxCat y a ERC. Y les hubiera hecho, más dependientes que nunca, de los hombres y mujeres de Xavier Domenech. Algo que no quieren ni en pintura. Y es que, uno de los mayores logros hasta ahora de la marca de Podemos en Cataluña ha sido suscitar por igual la desconfianza de los independentistas y de los constitucionalistas.
Tal pareciera, tras todo lo dicho, que a todos viniera bien el mantenimiento de este 155. Los próximos días serán claves para comprobar hasta que punto la situación puede llegar a desbloquearse o continúa en una vía muerta sin remisión.