PUIGDEMONT : “LAS RATAS SIEMPRE SON LAS PRIMERAS EN ABANDONAR EL BARCO”

PUIGDEMONT: “Las ratas siempre son las primeras en abandonar el barco”.
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En interpretación libre de la célebre frase de Karl Marx, ‘La historia suele repetirse (entiéndase en este caso prolongarse) primero como tragedia y luego como farsa’ y teniendo presente que ni Carles Puigdemont es Luis Bonaparte ni estamos a 18 de Brumario, lo que estamos viviendo en las últimas horas respecto a la surrealista ‘República Catalana Independiente’ hubiera inspirado sin duda al autor de ‘El Capital’.
Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo, en lo que comenzó siendo el órdago soberanista catalán y ha terminado convertido en el sainete de unos farsantes, los acontecimientos han dado una nueva vuelta de tuerca y nos han colocado ante una rocambolesca… ¿fuga?: la del expresident de la Generalitat y cinco de sus consejeros a la fría y nubosa Bélgica. La intención, nada disimulada del destituido Puigdemont sería, nada menos, que pedir asilo político en Bélgica. Si no fuera por la gravedad de los delitos que la Fiscalía le ha imputado ya, darían ganas de reír… o de llorar de risa. Al escuchar la noticia me ha venido a la mente un refrán muy popular: «Las ratas siempre son las primeras en abandonar el barco».

‘Pies, para que os quiero…’
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Es lo que diría un castizo. O ‘tonto el último’… La noticia de este ‘oportuno’ viaje al extranjero, ha trascendido después de que el Fiscal General del Estado pidiera, mediante la oportuna querella, la declaración de los miembros del cesado Gobierno autonómico al completo, acusados de haber cometido, presuntamente, delitos de rebelión, sedición y malversación.
Vayamos por partes: un país de la UE no concede asilo político a un ciudadano de otro país comunitario. Esto es así. ¡Punto! No admite más discusión. Los estados miembros de la Unión Europea se reconocen entre ellos como países democráticos y plenamente respetuosos para con los Derechos Humanos. Ni siquiera se admitiría a trámite su solicitud. Puestos en el peor de los casos, si prolongaran su estancia en Bruselas para eludir la acción de la justicia, España podría interponer una orden de extradición a la que Bélgica tendría que dar cumplimiento.
Incluso si el expresident hubiera elegido un país extracomunitario, tendría que ser un juez quien interviniera, a petición de Europol. Nunca a petición de un político o un Gobierno. Claro, como el agua clara. La cosa tiene su ‘miga’ porque viene después de la declaración del secretario de Estado de Asilo y Migración belga, Theo Francken, que abría la puerta a esta posibilidad. El controvertido político belga ha sido ya desautorizado por su primer ministro, Charles Michel.

‘Internacionalizar el conflicto’: igual que la izquierda abertzale en los años 80
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Lo que busca Carles Puigdemont es, evidentemente, organizar un espectáculo político y mediático para dejar en evidencia a España, cosa que hasta ahora no han conseguido los independentistas y, de paso, desestabilizar la coalición de gobierno de aquel país. Por volver a la tragedia y a la farsa, Alfonso Guerra lo ha resumido como nadie, con amarga ironía: ‘Tendrá complejo de Dalai Lama… es un ignorante… el asilo no cabe entre los miembros de la UE’. Pues eso. A nadie se le escapa que tal vez, llegando lo más lejos posible, Carles Puigdemont pueda pretender presentarse a ojos de la comunidad internacional como el presidente de un Gobierno… en el exilio. Algo propio de tiempos pretéritos y de guerra…una guerra que no existe más que en sus sectarias cabezas.
¿Querrá emular Carles Puigdemont a Josep Tarradellas? ¿O, más bien, al delincuente Julian Assange, que se ha distinguido, por cierto, en las últimas semanas -sin tener arte ni parte- como agitador internacional de redes sociales y que ha hecho fortuna de su retención durante años en la embajada de un país sudamericano? Para terminar de componer el ‘relato’ cómico-siniestro, el fracasado político catalán ha contratado a un abogado belga que asesoró a miembros de la banda criminal ETA. Todo un ‘artista’ este Puigdemont, que cada día consigue superarse a sí mismo. Otro rasgo más de la ‘batasunización’ de la política catalana de la que llevo advirtiendo meses: la manía por ‘internacionalizar el conflicto’ y el uso de los mismos letrados que otrora sirvieran a los etarras.

Los independentistas como ‘parias’ del mundo democrático.
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Como han demostrado las respuestas, tanto de Donald Tusk, como de Jean Claude Juncker y de Antonio Tajani, la UE es un bloque políticamente solidario y compacto: la España constitucional ha recibido todo el respaldo exigible y deseable -en los recientes ‘Princesa de Asturias’ esto se visualizó con nitidez- a la hora de rechazar la tentativa de romper ilegal y unilateralmente la integridad territorial de un Estado miembro.

¿Y si todo estuviera pactado?
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Hasta aquí los hechos, la farsa, la locura… Darío Fo hubiera construido una gran pieza con todo ello. Vamos a ir ahora cerrando el círculo con algo de interpretación personal. Si todo es tan evidente, ¿no nos estarán tomando el pelo a los ciudadanos? Porque, como en una buena mesa de póquer, cuando no ve al tonto…es que el tonto es él. El expresident ‘sale de naja’, por seguir con casticismos, tras una querella de la Fiscalía, publicitada con un enorme aparataje de fuegos artificiales. Hombre, las querellas, y más de esta envergadura, no se anuncian. Se llevan ante un juez que, si las admite a trámite, suele ordenar la detención de los querellados a los que toma declaración. Es de primero de ‘Barrio Sésamo’ de procesal.
Pero aquí se ha obrado justo al revés. ¿Por qué parece dar la impresión de que se ha ‘invitado’ a Carles Puigdemont y a cinco de sus exconsellers a largarse? ¿Por qué a Bruselas que, dentro de una UE que constituye un férreo bloque político y jurídico como ya hemos descrito más arriba, es un país algo más ‘laxo’ que el resto?
Unan a todo lo dicho que Bélgica tiene su propio problema de separatismo, con sus flamencos y valones, y piensen que, con un millón de gargantas gritando el domingo en Barcelona ‘Puigdemont a prisión’, los exresponsables autonómicos siempre podrían alegar que solo un tercer país les garantizaría ‘un juicio justo’.
¿Estaría esto hablado desde hace tiempo por los presuntos sediciosos con políticos belgas, a los que el separatismo catalán resulte simpático, pongamos que flamencos? Puede ser… si ello fuera así, ¿al Gobierno de España se la estarían intentando dar con queso…azul? No sé que pensar porque entonces, los argumentos jurídicos, expuestos en la primera parte de este artículo, desteñirían un tanto…’ O no’, que diría Mariano Rajoy. Sería un gran ‘juego de espejos’ propio de estrategas de muy alto nivel. Es obvio que el señor Pugdemont no lo es, pero tiene asesores… y no les paga, o pagaba, por dedicarse solo a cazar mariposas. Veremos…

 

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