GOBIERNO, GENERALITAT Y ‘THE POLICE’

Sting. Además de ser un genial cantante, podría parecer un nombre en clave, una contraseña… y tal vez pudiera serlo. Si tuviéramos que bautizar la situación que, a día de hoy, se vive en el intento de ruptura de una parte de Cataluña, la de los independentistas, con el Estado español, el llamado ‘proces’, tal vez nos permitiríamos, metafóricamente, buscar un símil como este.

Personalmente me encanta, porque tiene fuerza, es rotundo… y capaz de representar con la mera evocación -no ya de su nombre sino de sus canciones- toda una respuesta ante una amenaza contra el Estado. Una respuesta política pero también gubernativa. Sting lideró durante muchos años la banda de rock británica ‘Police’, sí… pero sería demasiado simplista y ramplón quedarnos con esta única lectura.

Parece algo irónico pero al repasar algunas letras de canciones mundialmente famosas de ‘THE POLICE’ y parecen aplicables, como anillo al dedo,  a los convulsos días que nos toca vivir a los españoles. Quién no recuerda aquel gran éxito:

‘Every breath you take
Every move you make
Every bond you break
Every step you take
I’ll be watching you…’

Lo que viene a ser: «Vigilo cada una de tus respiraciones, cada uno de tus movimientos, cada atadura que rompes, cada paso que das»…

Sting habla, casi de un obseso… pero en este caso, por extrapolar, podría aplicarse a una parte del territorio de un Estado, algo díscolo, que quiere desgajarse del todo. Solo que de forma espúrea e ilegítima. Tómese por tanto el símil con las debidas cautelas.

La letra se las trae… continúa: ‘Oh can’t you see… you belong to me… ‘¿ No puedes ver que me perteneces?’ Vuelvo a insistir en que se tome todo como una metáfora libre… pero podríamos arrojarla a la cara de quienes están ejecutando minuciosamente un auténtico Golpe de Estado.

Respuestas proporcionadas, pero firmes…e inteligentes
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Dejando ya a un lado metáforas, de mayor o menor fortuna literaria, el debate en los últimos meses era discernir entre dos caminos. Uno, si el Ejecutivo aplicaría directamente el artículo 155 de la Constitución, que prevé que ‘el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del interés general’. O dos, se decantaría por la Ley de Seguridad Nacional, aprobada en 2015, para situaciones de catástrofe nacional y que faculta directamente al Presidente del Gobierno -vía Real Decreto- para decretar ‘una situación de interés para la seguridad nacional y organizar una estructura que garantice la defensa de España y sus principios y valores constitucionales’. MI impresión es que, finalmente, y de forma sabia, Rajoy, Soraya y sus ministros, se han inclinado por combinar aspectos y medidas de ambas opciones y hacerlo de una forma nada traumática pero igualmente eficaz.

Mano de hierro en guante de seda
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Es evidente que el Gobierno de España quiere evitar la sensación de caos general, de gran catástrofe, de no alarmar más de lo que ya está a la población española -y dentro de ella a la gran mayoría de catalanes que siguen instalados en la racionalidad- y evitar también siquiera la sola mención de que está recurriendo a los tres estados excepcionales que prevé la Ley Orgánica 4/81 de 1 de junio: alarma, excepción y sitio. A los independentistas catalanes les hubiera encantado, para decorar su victimismo pero lo bueno que tiene el estar gobernados por abogados del Estado es que se las saben todas y no se lo iban a poner tan fácil a Puigdemont, Junqueras, Forcadell y demás tropa.

Finísima maniobra jurídica.
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El establecimiento, por orden de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de un mando único policial bajo el control de Interior -en este caso un coronel de la Guardia Civil- supone una de las jugadas jurídicas y políticas más finas que se recuerdan en nuestro país desde hace muchos años. A situaciones excepcionales, soluciones excepcionales. No se despoja a los Mossos de su autoridad… pero se les controla, protegiendo de paso así a los policías autonómicos ‘de a pie’ de posibles órdenes ‘excesivas’ de sus mandos. Al Conseller Forn se lo llevaban los demonios por la mañana. Al Mayor de los Mossos, Trapero, no le quedaba por la tarde más remedio que dar por entendida y asumida la orden de la Fiscalía. Mano de hierro en guante de seda.

Lo peor está por llegar… y será el día 2
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Miles de Guardias Civiles y Policías Nacionales aguardan ya en el puerto la orden para desplegarse por el territorio catalán, ahora ya con el respaldo judicial, como se acaba de explicar y evitar, con la disuasión que otorga al Estado ser depositario del uso legítimo de la fuerza, un referéndum ilegal e imposible… y ‘ridículo’, como ha dicho ya Mariano Rajoy. Y no solo esto; evitar que los radicales de la CUP tomen las calles y amenacen a los ciudadanos ‘desafectos’ o causen graves desórdenes, como interrumpir la circulación viaria, alterar el normal funcionamiento de los servicios públicos esenciales, o algo peor. En la CUP debería empezar a preocuparles que el ‘Mambo’ en realidad sea esto. ‘Dura lex sed lex’

Carles, irán por usted… pero lo harán sus cómplices
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Lo que ocurrirá el día uno, ya lo sabemos. El referéndum es ya, técnicamente imposible. Lo que ocurra el día dos, está por escribir. Pero yo, si estuviera en la piel de Carles Puigdemont, no dormiría tranquilo. A las responsabilidades penales a las que puede enfrentarse hay que unir el hecho, no menor, de que las masas ‘cuperas’ -lideradas por  la vehemente diputada Anna Gabriel con ganas de mucho ‘mambo’  y el diputado David Fernández- ya no gritarán contra España ni contra Rajoy. Gritarán contra el sucesor de Artur Mas, y tal vez hasta se vayan en tromba a la Plaza de San Jaime, sede oficial de la Generalitat, a increparle por haberles engañado.

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