El tremendo batacazo del Movimento ‘Cinque Stelle’ de Beppe Grillo en las elecciones municipales celebradas el domingo en Italia debe hacernos, necesariamente, reflexionar sobre la caducidad de los movimientos populistas en todo el mundo y en especial en Europa. Desde Italia hasta Francia… desde Holanda hasta España.
La derrota, que ha cogido por sorpresa incluso a los más avisados, deja a los populistas fuera de la segunda vuelta en la práctica totalidad de los grandes ayuntamientos del país. Solo permanecen en liza en 8 municipios sobre un total de 140. ¡Apenas un seis por ciento!
El varapalo demuestra con meridiana claridad como el partido de Beppe Grillo no ha sabido leer, una vez más, las verdaderas exigencias de sus votantes que, en una buena parte, le han abandonado. Y ello a pesar del coma político en el que se encuentran los partidos tradicionales en Italia. El Movimiento ‘Cinque Stelle’, a caballo entre la propaganda barata y un mal remedo del teatro del absurdo, ha enseñado su cara más frágil y ha puesto en evidencia su absoluta carencia de ideas reales. Su falta de coherencia, su ideología, excesivamente trasversal en todas las ocasiones y su mal resuelta contradicción entre cómo hacer compatible la actividad política en las instituciones con un -para ellos necesario- activismo fuera de ellas, le ha infligido un KO tremendo. Sus casos de corrupción y otros vicios que, hasta hace muy poco, sus más acérrimos seguidores creían exclusivos de su odiada y rancia ‘casta’, han acabado por abrochar su fracaso.
Protestar no es igual que gestionar…
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Haciendo un análisis sosegado de estos resultados, podemos decir que todavía es pronto para pronosticar una vuelta clara al bipartidismo… necesitamos aún más evidencias. Lo que si está claro es que, como ya hemos señalado, ‘Cinque Stelle’ desaparece del mapa territorial de la mayor parte de las corporaciones municipales de mi país. Y que su pérdida de votos les arrastra hasta el mismo borde del abismo. Es muy pronto todavía para determinar si ha comenzado el principio del fin para esta formación porque en Italia, como en otros países, no hay una excesiva correlación entre el voto en las elecciones municipales y en las subsiguientes legislativas. De hecho, casi siempre desde su nacimiento, esta formación se ha sentido más cómoda en las elecciones generales que en las territoriales, donde han cosechado victorias tan señaladas como las alcaldías de Roma o Turín, pero en las que luego su ejecutoria ha sido poco afortunada.
Condenados a pedalear eternamente… para no caerse
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Lo que si parece haber quedado evidenciado es que un movimiento populista y antisistema necesita de continuos ‘empujones’, de reiterados actos de propaganda, de titulares en los medios que recojan sus ‘demostraciones de fuerza’ para reforzar, de forma sostenida en el tiempo, su apoyo popular y la pervivencia de su activismo. Un partido tradicional, que vive de la gestión del poder, puede permitirse pausas y errores. Un movimiento carismático en cambio, como el que Grillo ha tenido la ambición de construir, está condenado a sostener un crecimiento continuado… para que su andamiaje no se venga abajo. Normalmente, la primera derrota da ya una idea del final de la fase ascendente y de la dificultad de seguir creciendo, mucho menos de volver a empezar, como si nada hubiera ocurrido.
Grillo paga por primera vez sus errores. El último es muy reciente: haber dado su apoyo al pacto Renzi-Berlusconi sobre el falso modelo alemán. Un pequeño ‘follón parlamentario’ pero del que ‘Cinque Stelle’ ha salido destrozado. Es lógico porque si uno pretende alcanzar la absoluta pureza política, no puede entrar en extraños enjuagues con sabor a la tan criticada vieja casta. Un error al que podemos añadir muchos otros: la gestión de la alcadesa de Roma, Raggi, y el desastre de Chiara Appendino en Turín, en Piazza San Carlo, con más de 1500 heridos por la avalancha de la final de la Champions League… o las constantes peleas en los diferentes ayuntamientos dirigidos por esta formación. Un partido que aspira a ganar y a ser mayoritario, NO puede destrozar las instituciones, machacando los ciudadanos con estúpidas decisiones carentes de sentido. No se puede gobernar con amateurs sin experiencia de gestión, ni pública ni privada. Se puede ser Peter Pan toda la vida, pero hay que ponerse a trabajar con sensatez para que lo que se ha ganado en las urnas no se pierda con la mala administración diaria de los asuntos públicos.
Inevitable pérdida de credibilidad
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Nadie cree ya que Cinque Stelle sea una fuerza política fiable. Di Maio intenta ahora construirse un perfil europeísta y elogia tanto a franceses como a alemanes. No digo que una evolución de este tipo no pueda ser posible, pero necesita tiempo. En este caso ha parecido un intento barato y oportunista en el que nadie ha creído. Ni sus votantes que, por otro lado, son en su mayoría contrarios a la Unión Europea.
Un ocaso general: peligroso precedente para Podemos
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La derrota de ‘Cinque Stelle’ coincidía en la misma jornada en la que en Francia triunfaba Enmanuelle Macron y se hundía Marine Le Pen. Y solo unos pocos días después de que el ‘Brexit’ hubiera quedado herido de muerte con la amarga victoria de Theresa May. Horas bajas, en fin. para los populismos.
Podemos en España, con su arriesgadísima apuesta por la censura a Mariano Rajoy, se enfrenta también a su ‘Hora25’. Iglesias tiene en este órdago poco que ganar, fuera de una peligrosa propaganda que puede volverse en su contra, y mucho que perder. Al igual que ‘Cinque Stelle’, Podemos está digiriendo mal su llegada a las instituciones. Cada vez son menos quienes toman en serio sus iniciativas parlamentarias. Cada vez son más los que cuestionan su catastrófica gestión municipal, en ayuntamientos como Cádiz, Barcelona o Zaragoza. El Madrid de Carmena es más complejo de analizar y merecería una pieza aparte. Las cosas se complican aún más para la formación morada en tanto en cuanto se atisba una recuperación del PSOE. La abrumadora victoria de Pedro Sánchez en las primarias del pasado 21 de mayo es la peor noticia para un líder, Pablo Iglesias, que pésimamente asesorado, había concebido una Moción de Censura pensando en un escenario en el que Susana Díaz fuera ya la líder ‘in pectore’ de los socialistas. A pesar de su brillante preparación teórica y académica, Iglesias aún no parece haber aprendido que en política, una de las cosas más importantes es el factor humano. Y que la capacidad de adaptación a escenarios cambiantes, la necesidad de planes ‘B’… o ‘C’, es vital para sobrevivir. Calcado en su evolución por tanto a ‘Cinque Stelle’. Veremos también si en su hipotética debacle electoral futura.
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