Pedro Sánchez: El renacer de un líder.
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Hace ya semanas que predije que las primarias del PSOE iban a ser una encarnizada batalla, digna del mejor guión de Hollywood, cuyo título bien hubiera podido ser: ‘Pedro contra todos’.
Sánchez: ‘el viaje del héroe’.
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Tal cual lo predije, tal cual sucedió. Sánchez, que reunía en sí mismo todas las cualidades que los novelistas ansían para construir lo que llaman ‘el viaje del héroe’, se ha enfrentado a un poderoso ejército -varios, por ser más exactos- mucho mejor pertrechado y cuyo fin último no era su derrota, la del héroe, sino su completa aniquilación. La gestora, que le expulsó del paraíso al caer la tarde de aquel maldito -para la memoria socialista- sábado 1 de octubre de 2016, expresidentes del Gobierno como Zapatero y González, históricos como Guerra, Bono, Rubalcaba y otros… por no hablar de las élites del poder financiero, económico y algunos medios de comunicación, que han apoyado a Díaz y, paralelamente, han arrastrado por el barro el nombre y la hoja de servicios política de un Sánchez al que, casi todos, dieron por muerto políticamente.
Las razones de este espectacular triunfo, auténtico terremoto nacional que pondrá a prueba la resistencia del Gobierno de Mariano Rajoy, deben ser valoradas, no solo desde un punto de vista estrictamente político sino también de liderazgo.
Pero antes, es clave entender una vez más que -tal y como ha ocurrido en otras convocatorias electorales- tener todo el aparato a favor, aglutinar todo el apoyo de las élites del que acabamos de hablar, ya no es una garantía de victoria. Más al contrario, puede ser una desventaja si no responde a las expectativas de la gente, del elector, del ciudadano que es interpelado.
Los errores de Susana.
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Susana Díaz, en aquella ‘puesta de largo’ del pasado 26 de marzo en Ifema, como ya advertí, se equivocó de medio a medio. Aquella ostentación, se volvió en su contra, fue entendida como soberbia. Si su idea era ‘ningunear’, ‘humillar’ a sus adversarios en lo que parecía destinado a ser una desigual contienda, NO lo consiguió. Si quería impresionar -y presionar- a las bases, tampoco.
Los militantes no afines a ella, e incluso los indecisos, han huido, claramente, de ese derroche de poder.
El aparato, han presionado durante estos últimos meses de una forma tan evidente y descarada que han conseguido generar un rechazo total. Su presión solo ha valido para hacer una demostración de fuerza que, al final, ha quedado reducida a una pobre victoria pírrica. La tremenda diferencia entre el numero de avales -presentados- y el de votos -finales- ha sido toda una demostración de en qué forma han sido presionados los militantes.
La factura para Díaz ha sido inasumible.
Pedro: de villano a caudillo
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El despido improcedente de Sánchez le convirtió en una víctima, en un mártir. Quisieron hacerle pasar por un truhan y acabaron convirtiéndole en César. Y Susana Díaz apareció, desde el principio, como la ejecutora. A los asesores de la andaluza les salió el tiro por la culata. Y no será porque no iban advertidos, más que de sobra, por prestigiosos politólogos. ¡La militancia no tiene una memoria tan corta como muchos creían!
Los ocho meses transcurridos desde aquel ‘sangriento’ Comité Federal no fueron suficientes para olvidar. Más al contrario; sirvieron de alimento a las ganas de venganza y de revancha. Díaz estaba muy segura de su victoria y menospreció, desde el principio, a su adversario.
“A quien los Dioses quieren perder, primero le vuelven loco…”
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No es más que un viejo proverbio antiguo atribuido, aunque no con certidumbre, a Eurípides. Algunos autores han traducido locura por soberbia: ‘ A quien los Dioses quieren perder, primero envían la soberbia…” Da igual a nuestros efectos porque en ambos casos sería aplicable a la ‘sultana andaluza’ y a sus asesores. En ambos casos, locura y soberbia, deben ser entendidas como pérdida del sentido de la realidad… y del aprecio del contrincante en toda su dimensión. Minusvaloraron a Sánchez… y así les fue.
Querían los ‘susanistas’, vuelvo a reiterarlo porque es capital, que la recogida de avales fuera la demostración más clara de su poderío y, sin embargo, ahí fue donde empezó a vislumbrarse el triunfo de Sánchez. Fue el punto de inflexión a partir del cual empezó a crecer exponencialmente la avalancha de simpatías hacia él. Al final, 20.100 votos más que avales… ¡brutal!
Un ‘efecto tsunami’ ha llevado a un altísimo porcentaje de militantes a participar en estas primarias, arrasando todas las líneas rojas establecidas por Susana Díaz. Su lema, ‘100% PSOE’, ha sido visto como un mero recuerdo rancio de un pasado que ya no gusta, que ya no se corresponde con el PSOE de hoy. Susana se ha impuesto solo en Andalucía. ¡Se acabó! En mensaje ha sido diáfano, NO se puede ganar nada -y menos Moncloa- siendo querida -o temida- tan solo en una zona de España. ¡Eso han dicho las urnas!
Pedro Sánchez ha ganado cual Lázaro, como lo ha rebautizado su mejor sponsor, Josep Borrell, por su resiliencia, por su coherencia infinita en el mantenimiento del ‘NO es NO’. Ha sabido hacer del rechazo del aparato y de las élites un relato lleno de titulares. El odia, eso decía, la mercadotecnia de Podemos. Sin embargo, ha sido el mejor vendedor de unos pocos mensajes, pero llenos de valor, que, si sabe aprovechar esta segunda oportunidad, podrían llevarle muy lejos.
Eso sí, esta vez, espero que escuche más la voz de la calle y sepa construir un discurso que una a todos los socialistas y sea atractivo para los millones que han dejado de serlo en los últimos años. Muchos retos esperan a quien hace ocho meses fue dado por muerto políticamente. Veremos pronto hasta a donde puede llegar este político ambicioso que ha sabido levantarse de derrotas y fracasos, superando también esos bloqueos emocionales que a veces le han pasado factura.