CARMEN CHACÓN: ‘UN EJEMPLO DE POLÍTICA RESPETADA POR TODOS…¡PARA SIEMPRE!’

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Si la muerte siempre es injusta, la de una persona joven, con toda una vida aún por delante, repleta de sueños, proyectos, ganas y ambiciones es, doblemente incomprensible. Dicen quienes ya acumulan demasiados toques de campana en su biografía que sólo podemos irnos cuando hemos terminado nuestra tarea en este mundo. Y a fe que, a Carmen Chacón, aún le quedaba todo por delante. Aunque parezca mentira, vista su vertiginosa carrera política.

Carmen, o Carme, que a ella le gustaba ser llamada de ambas formas por su doble condición familiar de catalana y andaluza, se ha ido a los 46 años. Lo ha hecho dejando muchas cosas por hacer. Ver crecer a su hijo de ocho años la principal. Pero también consolidarse como abogada de éxito en el ámbito privado y seguir siendo un referente para sus compañeros socialistas, aunque ya estuviera alejada de la primera línea política. Pero nunca desinteresada a lo que pasaba en su partido y al sufrimiento de los últimos fracasos electorales, a la infame batalla vivida en Ferraz el 1 de octubre. Y a pesar de ello, no puede decirse que su vida fuera estéril, ni mucho menos, puesto que en menos de dos décadas culminó una brillante y completa carrera política que a otros mortales les costaría tres o cuatro vidas emular.

 Una vida de vértigo.

Fue, con 33 años, vicepresidenta del Congreso de los Diputados. Corría 2004 y era ya una de las personas más cercanas al nuevo líder de moda en España. Aquel a quien sus enemigos, en referencia a los terribles atentados del 11-M, llamaron despectivamente ‘el presidente por accidente’, José Luis Rodríguez Zapatero. Buena prueba de que Carme era inteligente y ambiciosa es que ella… esperaba más. Esperaba haber sido ministra ya en ese primer gabinete de aquellos socialistas de la ‘Nueva Vía’: Caldera, Jiménez, Blanco o De La Vega. Pero su momento aún no había llegado. Llegó cuando Zapatero, en uno de sus más desafortunados experimentos políticos, la nombró ministra de Vivienda. Hizo lo que pudo, que no fue mucho debido a la insubstancialidad de tal engendro administrativo, más propio de épocas pasadas que de un gobierno socialista.
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Su momento cumbre estaba por llegar… y llegó. Con su nombramiento como titular de la cartera de Defensa, Zapatero convirtió a ‘la niña de sus ojos’ en la primera mujer que accedía a este cargo en la historia de España. En un país tan atávico como el nuestro y con las delicadas connotaciones que siempre han adornado a la familia militar, Carme, se ganó desde el primer día, primero el respeto -que no era poco- y luego el cariño de la práctica totalidad de los mandos de los tres ejércitos.

   ‘Capitán: ¡mande firmes!’.

Muchos criticaron el paso del entonces presidente. ‘Golpe de marketing’, ‘la ha nombrado por ser mujer y además estar embarazada’, ha sido una ‘decisión frívola’… las dos primeras citas no iban erradas. La tercera sí. Fue un golpe de efecto, sí… ¿y qué? Muchos seguimos creyendo que en aquella España, metida ya de lleno en pleno siglo XXI, era necesaria una mujer al frente del Ejército, como una conquista más en el largo y tortuoso sendero de la igualdad y la paridad. Carme, era la adecuada, la mejor candidata. En aquella ocasión, Zapatero acertó con la elección. Chacón gobernó a los militares como nadie; con ‘mano de hierro en guante de seda’. Aquel ‘Capitán… ¡mande firmes!’, embarazada y pasando revista a las tropas en la explanada del Ministerio del madrileño Paseo de la Castellana dio la vuelta al mundo. Había nacido una estrella política.

Para sí hubieran querido Trillo o Bono, por poner dos ejemplos de gobiernos dispares, la mitad del apoyo y el respeto con el que ella salió del Ministerio. Herida de muerte como estaba -muy pocos lo sabían- se la jugó por cumplir con sus sueños y con sus obligaciones. Con ambas cosas. Tener un hijo, cosa que sus médicos le habían desaconsejado, y visitar a nuestras tropas en el exterior, en largos y tortuosos vuelos que no eran la mejor medicina para su enfermo corazón. Bajo su mandato, se produjo la retirada de las tropas españolas de Kosovo. Y la lucha contra los piratas somalíes. No lo tuvo fácil, como se ve. Después, su estrella se eclipsó en aquel congreso socialista de Sevilla en 2012 en el que -por 22 votos- perdió la Secretaría General del PSOE que fue para otro de sus grandes amigos y maestros de los inicios de su carrera, aunque luego la vida les fue distanciando: Alfredo Pérez-Rubalcaba. Aún conservamos en nuestra retina sus lágrimas que nos recordaron que, además de una gran política, también era humana.
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   ‘Algún día no me despertaré’.

   En las últimas horas, uno de sus amigos,Toni Bolaño, reconocía  emocionado: ‘alguna vez le escuchamos decir que un día no se despertaría’. Así sucedió. Sus padres sabían, ella lo había confesado a ‘La Vanguardia’, que los médicos habían pronosticado que no viviría muchos años. Tal vez por eso su vida fue tan intensa, tan rápida su carrera política y tan exitoso su tránsito por este mundo. En ese sentido, Carmen fue una gran líder. Podríamos decir que ‘se bebió la vida’ en muy pocos tragos… porque sabía que su tiempo era más corto que el de los demás. Y debía aprovecharlo al máximo. Murió soñando, suponemos que en paz. Aunque, eso sí, sola. Cruel paradoja para quien ha sido tan llorada en su capilla ardiente por familiares, amigos y miles de militantes y simpatizantes socialistas que desde el domingo están de luto.

   Terra levis, Carmen… ejemplo de lucha y de coherencia en un país, donde ser mujer y socialista, nunca fue fácil. Yo que en su día ya te veía presidenta del gobierno tendré como referencia su maravillosa sonrisa y empatía. Una empatía nunca banal y siempre cargada de emoción, fuerza y una vitalidad sin fin.

¡Descansa en paz Carmen!

Euprepio Padula

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