EL ‘TURBOSUSANISMO’ DESPEGA PARA ASALTAR FERRAZ… DESPUÉS, SI GANA, LLEGARÁ LA MONCLOA

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En esta primavera que no calienta el aire, Susana Díaz ha conseguido abrasar el domingo madrileño. Abrigada por toda la vieja guardia socialista y por casi diez mil militantes y simpatizantes que aplaudieron a rabiar su proclamación, por fin, dio el paso. Después de meses de ir y venir, de amagar y no dar, de tratar de despistar a sus oponentes, lo escuchamos de sus labios: “Seré candidata a las primarias”.

No faltaba nadie de quienes un día fueron alguien en ese viejo y glorioso partido, que ha gobernado España en democracia más años que ningún otro: allí estaban Zapatero y Rubalcaba, González y Guerra, Bono y Chacón. Pegados a ellos, casi todos los presidentes de comunidades gobernadas por el PSOE. Y todo el actual aparato… ¡ay, el aparato!, también en primera fila. Un despliegue de poder nunca visto anteriormente y organizado con una puesta en escena al más puro estilo de unas primarias americanas, con Susana en medio y todos a su alrededor dispuestos a aclamarla. TODO teñido de rojo PSOE.

sd2.jpgSusana Díaz es ya la rival de Patxi López y de Pedro Sánchez. Es, todos lo saben, la candidata del aparato y de la gestora. Tiene además el apoyo de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y gusta también a la mayoría de populares, horrorizados con la idea de enfrentarse al liderazgo de Sánchez. Es, nada más y nada menos que ‘la candidata del Sistema’. Un Sistema que entraría en ‘modo pánico’ si Pedro Sánchez -a López ya nadie le considera- se hiciera con la victoria. El dinero volvería a huir de España, se dice… las cañas parlamentarias de la oposición socialista en el Congreso se tornarían lanzas y Rajoy acabará por disolver las Cámaras y convocar elecciones. Y no sería descabellado barruntar una hipotética futura combinación entre Podemos, el PSOE de ese redivivo Sánchez y los nacionalistas e independentistas… ¡un nuevo Frente Popular! Eso es al menos lo que repiten los conservadores, los ‘bienpensantes’ y la gente del dinero y la gran empresa patria. Frente a ese ‘terrible’ panorama, todos a una: ¡hay que salvar a la soldado Susana! Llevarla en volandas hasta la secretaría General del PSOE. Ella es la garantía de que solo así, España no sufrirá un terremoto. Así las cosas, podría decirse que asistiremos a una batalla que podríamos titular cinematográficamente: «Pedro contra todos y Susana contra sí misma». Porque aparentemente, sólo ella puede perder esta contienda.

“100 por 100 PSOE” es el lema elegido. No es baladí porque Pedro tratará de presentar desde ahora mismo a Susana como la ‘cara B’ del PP.

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«100 por 100 PSOE» Un lema especial para una ocasión especial, en la que NADA se ha dejado a la improvisación. A los más viejos del lugar les recordó a las grandes demostraciones de masas que Felipe y Guerra organizaban en el sevillano Prado de San Sebastián en 1982. No en vano, Susana se ha presentado sin rubor como heredera de aquel triunfante socialismo, que gobernó y modernizó España durante nada menos que cuatro legislaturas: 13 años consecutivos.

Ya el comienzo de su discurso no pudo ser más emotivo y apasionado: «Tengo el orgullo y el honor de anunciar…». Palabras esperadas por los nueve mil de IFEMA y por todos los ‘Susanistas’ que, en este espectacular baño de masas, han querido escenificar que el PSOE está más vivo que nunca. Una pena que no esté unido, ¿verdad? Está claro que muchos de los barones y algunos de los ex líderes presentes el domingo en este bautismo de Díaz han sido enemigos en algún momento más o menos reciente. Al reunirse hoy bajo un mismo techo, han querido dar un mensaje de unidad. Cosa bien distinta es que lo hayan conseguido. Las fracturas existentes necesitarán más tiempo y mayores esfuerzos que un simple evento de masas. Las rivalidades entre González y Guerra, o entre Bono y Zapatero, u otras más recientes, se han aparcado para arropar la de Triana, necesitada de todos los apoyos posibles.

El carisma de un ‘animal político’ en estado puro. Una fuerza de la naturaleza.

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Susana Díaz es una de las políticas españolas con mejor capacidad de comunicación. Su carisma, el poder de su mensaje, su pasión, la energía que despliega y su asertividad son cualidades tan potentes que emocionan con una claridad y una fuerza que hoy en día, pocos políticos en España pueden replicar. Repite mensajes clave con una contundencia y una fuerza tales que llegan a todos. Su: “GANAR, GANAR, GANAR”, es más fuerte que cualquiera de las dudas que provoca su reciente pasado ligado a la dimisión de Sánchez. En IFEMA gritó de forma tan apasionada que dejó tras de sí un eco de entusiasmo e inspiración que a todos contagió. Incluso a cámaras y periodistas que, casi embobados por tamaño despliegue de poder, la escuchan con apolítica admiración. Y es que, gusten o no sus palabras, tienen un impacto inmediato y dejan huella.

Díaz está ya en campaña desde hace tiempo con el objetivo de tomar Ferraz para devolver al PSOE a sus esencias, a su pasado, a su historia, a su victoria. Ferraz es solo una etapa para ella. El objetivo final es conquistar La Moncloa. Lo ha dejado claro en cada palabra de una intervención memorizada, de la cruz a la firma, en la cual NO ha leído un solo papel. Una hora de discurso que ha sido memorable, incluso para los que no la quieren nada, que algunos había en el recinto. Díaz aspira a llegar a La Moncloa capitaneando un proyecto coral, con un socialismo lleno de emoción y de pasión para «volver a gobernar desde la victoria».

Su fuerza está en la capacidad de proyectar éxito, triunfo. Esa capacidad que hace a los políticos de éxito muy diferentes de los perdedores.

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La proyección nace de una ambición enorme y de una estabilidad emocional que Sánchez no ha tenido hasta la fecha. Pero ella sí que la tiene porque nunca se ha despegado de sus orígenes humildes, de sus raíces andaluzas expuestas con orgullo, como toda su vida, en Triana, su barrio de siempre. Orgullo, humildad y ambición: un ‘cocktail’ muy poderoso para alcanzar una meta muy clara: la victoria.

Susana Díaz no duda que la batalla para ganar las primarias será muy dura. La fractura interna del PSOE es tan grande que, sea cual sea el resultado, dejará al ganador o a la ganadora el difícil trabajo de unificar con respeto a las ideas de todos. En su discurso ha hecho diferentes alusiones veladas a Pedro Sánchez, escenificando un proyecto mucho más incluyente. Y tiene ahora por delante un par de meses en los que tendrá que patearse, una a una, todas las agrupaciones. Tendrá que ser una líder global. Y mantener intacto su orgullo de ser andaluza, pero a la vez conseguir ser querida e ilusionar a toda España. Su plan ideológico está claro. No cree, a diferencia de Sánchez, que haya que acercarse a Podemos. Sabe que los grandes enemigos de los socialistas son los comunistas, no la derecha. Y ahí la espera Sánchez, para reivindicarse como más izquierdista que la ‘lideresa’. Pero para Susana, la comunión con Podemos no es el futuro del socialismo y su distancia del partido morado es abismal. Su estrategia está clara: “más allá de la izquierda del PSOE no hay una izquierda transformadora”. Se presentará por tanto como la única respuesta posible al populismo y a la política de las promesas fáciles de futuro de Pablo Iglesias.

Sacudirse la sombra de ‘comparsas del PP’.

“El PSOE seguirá siendo un partido autónomo, porque una cosa es pactar y otra cosa es entregarse a otros”. Una idea con la que deja ya entrever que quiere volver a ganar para gobernar el país y que no cree en coaliciones de conveniencia. Y sacudirse de encima la etiqueta que arrostran ya los socialistas, entre buena parte de sus propias bases, de ‘comparsas del PP en el Parlamento’. El futuro del PSOE y su éxito depende precisamente de alejarse, de forma inmediata, de esta imagen de complacencia con el PP. Una imagen explotada de forma muy interesada por Sánchez. Díaz lo sabe y evitará en esta campaña las alusiones a los de Génova y cualquier acercamiento a las políticas de los populares. Rajoy es un aliado, como muchos medios de comunicación ligados al poder, pero ella tendrá que mantener un mínimo de autonomía. Las últimas elecciones en Europa y en los Estados Unidos no han premiado a los candidatos de las elites del poder económico y financiero y más le vale a Susana seguir apasionando e ilusionando, uno a uno, a los socialistas, en vez de esperar a usar el rodillo que a su disposición están poniendo ya los poderes facticos.

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